Liturgia de la Horas

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

23 de septiembre de 2014



LAUDES

MEMORIA DE SAN PÍO DE PIETRELCINA

Del común de pastores: para un santo presbítero. Del martes I del Salterio

San Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y configurándose con Cristo crucificado (1968)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Antífona: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo

SALMO 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo

HIMNO

La Cruz pascual ha hundido sus raíces
en el fecundo huerto de la Iglesia;
con sangre de Jesús está regado
y brotan rojas rosas y azucenas.

Las cinco heridas, fuentes del Espíritu,
nos dicen que Dios ama con sus venas;
metido en esas llagas alguien sufre
y en él se quedan dentro y fuera impresas.

Efigie de Jesús Crucificado,
herido padre Pío, don y ofrenda,
en ti glorificamos al Amado
que a su misión de amor te abrió la puerta.

Un río vivo fluye de tus manos
a quien, buscando a Cristo, a ti se acerca,
y por tu diestra alzada en sacramento
los ángeles de Dios celebran fiesta.

¡Oh buen Jesús, oh Sangre de tu Padre,
en El la gratitud y gloria sea,
a ti, misericordia desbordada,
que en tus gloriosas llagas nos recreas! Amén.


SALMODIA

Antífona 1:  El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

SALMO 23
ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO
Del Señor es la tierra y cuanto lo llena, 
el orbe y todos sus habitantes: 
El la fundó sobre los mares, 
El la afianzó sobre los ríos. 

¿Quién puede subir al monte del Señor? 
¿Quién puede estar en el recinto sacro? 

El hombre de manos inocentes 
y puro corazón, 
que no confía en los ídolos 
ni jura contra el prójimo en falso. 
Ese recibirá la bendición del Señor, 
le hará justicia el Dios de salvación. 

Este es el grupo que busca al Señor, 
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. 

¡Portones!, alzad los dinteles, 
que se alcen las antiguas compuertas: 
va a entrar el Rey de la gloria. 

¿Quién ese Rey de la gloria? 
El Señor, Dios de los ejércitos. 
El es el Rey de la gloria. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1:  El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Antífona 2: Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.

CÁNTICO: TOBÍAS 13, 1-10
ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA
Bendito sea Dios, que vive eternamente, 
y cuyo reino dura por los siglos: 
él azota y se compadece, 
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles, 
porque él nos dispersó entre ellos.

Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.

Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones
por donde estáis dispersados.

Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él, 
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.

Veréis lo que hará con vosotros,
les daréis gracias a boca llena, 
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalsaréis al rey de los siglos.

Yo le doy gracias en mi cautiverio, 
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.

Convertíos pecadores,
orad rectamente en su presencia: 
quizás os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.

Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo, 
y me alegraré de su grandeza. 
Anuncien todos los pueblos sus maravillas 
y alábenle sus elegidos en Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.

Antífona 3: El Señor merece la alabanza de los buenos

SALMO 32
HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DEL SEÑOR
Aclamad, justos, al Señor, 
que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Señor con la cítara, 
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando vuestra música con aclamaciones:

que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales, 
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos; 
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo y existió;
lo mandó, y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre, 
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, 
el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres; 
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra: 
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada vale sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia, 
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros esperaremos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro corazón, 
en su Santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El Señor merece la alabanza de los buenos

LECTURA BREVE

Hebreos 13, 7-9a
Acordaos de aquellos superiores vuestros que os expusieron la palabra de Dios: reflexionando sobre el desenlace de su vida, imitad su fe. Jesucristo es el mismo hoy que ayer, y para siempre. No os dejéis extraviar por doctrinas llamativas y extrañas.

RESPONSORIO BREVE

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.
R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por vosotros.

LUCAS 1, 68-79
CÁNTICO DE ZACARÍAS. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona: No sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre quien habla por vosotros.

PRECES

Demos gracias a Cristo, el buen pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle diciendo:

Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, tú que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor, 
haz que, por ellos, continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, tú que a través de los santos pastores sigues siendo el único pastor de tu pueblo, 
no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, tú que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas, 
haz que nunca falten en tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, tú que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos, 
haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Oremos confiadamente al Padre, como Cristo nos enseñó:

Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Señor, luz de los fieles y pastor de las almas, tu que elegiste a san Pío de Pietrelcina para que, en la Iglesia, apacentara tus ovejas con su palabra y las iluminara con su ejemplo, te pedimos que, por su intercesión, nos concedas perseverar en la fe que el nos enseñó, con su palabra y seguir el camino que nos mostró con su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

23 de septiembre de 2014



VÍSPERAS

MEMORIA DE SAN PÍO DE PIETRELCINA

Del común de pastores: para un santo presbítero. Del martes I del Salterio

San Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y configurándose con Cristo crucificado (1968)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

HIMNO

El Hijo es holocausto de obediencia
sobre el altar del mundo,
y se abre el Paraíso al pecador,
alzado por tu Cruz hasta tu triunfo.

En esta tarde ungida por tu gracia
se anuncia ya el futuro,
oh Cristo, Sacerdote en el Calvario,
abrázanos a ti cual hijos tuyos.

Tu víctima de amor, tu siervo Pío,
oraba por los suyos;
y estar allí en la puerta te pedía,
en tanto que no viera entrar al último.

Jesús orante, oh toda bendición
y sacrificio augusto,
concédenos ser hostia y alabanza
y con san Pío estar contigo juntos.

Divina Trinidad de cielo y tierra,
presente en nuestro culto,
oh gloria y luz-misterio de la Iglesia,
en ti sea el amor y el gozo sumo. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: El Señor de la victoria a su Ungido.

SALMO 19
ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY
Que te escuche el Señor el día del peligro, 
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob; 
que te envíe auxilio desde el santuario, 
que te apoye desde el monte de Sión. 

Que se acuerde de todas tus ofrendas, 
que le agraden tus sacrificios; 
que cumpla el deseo de tu corazón, 
que dé éxito a todos tus planes. 

Que podamos celebrar tu victoria 
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes; 
que el Señor te conceda todo lo que pides. 

Ahora reconozco que el Señor 
da la victoria a su ungido, 
que lo ha escuchado desde su santo cielo, 
con los prodigios de su mano victoriosa. 

Unos confían en sus carros, 
otros en su caballería; 
nosotros invocamos el nombre 
del Señor, Dios nuestro. 

Ellos cayeron derribados, 
nosotros nos mantenemos en pie. 
Señor, da la victoria al Rey 
y escúchanos cuando te invocamos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: El Señor de la victoria a su Ungido.

Antífona 2: Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

SALMO 20, 2-8.14
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY
Señor, el rey se alegra por tu fuerza, 
¡y cuánto goza con tu victoria! 
Le has concedido el deseo de su corazón, 
no le has negado lo que pedían sus labios. 

Te adelantaste a bendecidlo con el éxito, 
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino. 
Te pidió vida, y se la has concedido, 
años que se prolongan sin término. 

Tu victoria ha engrandecido su fama, 
lo has vestido de honor y majestad. 
Le concedes bendiciones incesantes, 
lo colmas de gozo en tu presencia; 
porque el rey confía en el Señor, 
y con la gracia del Altísimo no fracasará. 

Levántate, Señor, con tu fuerza, 
y al son de instrumentos cantaremos tu poder. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 2: Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Antífona 3: Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

CÁNTICO: APOCALIPSIS 4,11; 5, 9-10. 12
HIMNO A DIOS CREADOR
Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, 
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo; 
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios 
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; 
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes 
y reinan sobre la tierra.

Digno es el cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

LECTURA BREVE

1 Pedro 5, 1-4
A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a descubrirse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios a vuestro cargo, gobernándolo, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere, no por sórdida ganancia, sino con generosidad, no como dominadores sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

RESPONSORIO BREVE

V. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.
R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Éste es el administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

LUCAS 1, 46-55
CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Éste es el administrador fiel y prudente, a quien su señor ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo: 

Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.

Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.

Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos, 
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.

Tú que fuiste la heredad de los santos pastores, 
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano, 
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:

Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Señor, luz de los fieles y pastor de las almas, tu que elegiste a san Pío de Pietrelcina para que, en la Iglesia, apacentara tus ovejas con su palabra y las iluminara con su ejemplo, te pedimos que, por su intercesión, nos concedas perseverar en la fe que el nos enseñó, con su palabra y seguir el camino que nos mostró con su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

23 de septiembre de 2014



COMPLETAS

MARTES DE LA SEMANA XXV DEL TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

HIMNO

Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.

Después de tanta fatiga,
depués de tanta dureza, 
acógenos en tus brazos 
y danos noche serena.

Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.

Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

SALMO 142,1-11
ORACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA
Señor, escucha mi oración; 
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo, 
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me pesigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro, 
me confina a las tinieblas 
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones, 
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti. 
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tu eres mi Dios.
Tu espíritu que es bueno, 
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 1: No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

LECTURA BREVE

1 Pedro 5, 8-9
Sed sobrios, estad despiertos, vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32
CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

BENDICIÓN

V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado.

Bajo tu amparo nos acogemos
Madre del Redentor, virgen fecunda
Salve, Reina de los cielos
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muestranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!




LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

23 de septiembre de 2014



OFICIO DE LECTURA

SAN PÍO DE PIETRELCINA

MEMORIA
23 de septiembre
Del común de pastores: para un santo presbítero.

San Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y configurándose con Cristo crucificado (1968)

INVOCACIÓN INICIAL


Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Se añade el Salmo del Invitatorio [Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23], con la siguiente antífona:

Antífona: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo



Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien:

Humilde Padre Pío,
clavado en Cruz con Cristo,
hermano que ama y ora
y ofrece el Sacrificio:
en ti glorificamos
los dones del Altísimo.

Tu corazón contempla
al Hijo compasivo,
y entregas absolviendo
la gracia del bautismo:
por ti decimos gracias
al Santo Jesucristo.

Amigo de dolientes,
que son tus preferidos,
tú buscas y tú encuentras
al Sufrimiento Alivio:
en ti reconocemos
al Médico divino.

La Madre de las Gracias
te guarda a su cobijo.
Y tú vas desgranando
sin pausa tus cariños:
en ti la Iglesia siente
la fe de los sencillos.

¡A Cristo Redentor,
que a amar al hombre vino,
al Padre que lo envía
y al Aura del principio
ascienda amor y gloria
por siglos infinitos! Amén.


Antífona 1: El Señor hará justicia a los pobres.

SALMO 9 B - I
CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado.

El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas.»

La intriga vicia siempre su conducta,
aleja de su mente tus juicios
y desafía a sus rivales.
Piensa: «No vacilaré,
nunca jamás seré desgraciado.»

Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente.

Sus ojos espían al pobre;
acecha en su escondrijo como león en su guarida,
acecha al desgraciado para robarle,
arrastrándolo a sus redes;

se agacha y se encoge
y con violencia cae sobre el indefenso.
Piensa: «Dios lo olvida,
se tapa la cara para no enterarse.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: El Señor hará justicia a los pobres.

Antífona 2: Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

SALMO 9 B - II
CANTO DE ACCIÓN DE GRACIAS
Levántate, Señor, extiende tu mano,
no te olvides de los humildes;
¿por qué ha de despreciar a Dios el malvado,
pensando que no le pedirá cuentas?

Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano.

Rómpele el brazo al malvado,
pídele cuentas de su maldad, y que desaparezca.
El Señor reinará eternamente
y los gentiles desaparecerán de su tierra.

Señor, tú escuchas los deseos de los humildes,
les prestas oído y los animas;
tú defiendes al huérfano y al desvalido:
que el hombre hecho de tierra
no vuelva a sembrar su terror.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 2: Tú, Señor, ves las penas y los trabajos.

Antífona 3: Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.

SALMO 11
INVOCACIÓN A LA FIDELIDAD DE DIOS
Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos, 
que desaparece la lealtad entre los hombres: 
no hacen más que mentir a su prójimo, 
hablan con labios embusteros 
y con doblez de corazón. 

Extirpe el Señor los labios embusteros 
y la lengua fanfarrona 
de los que dicen: "la lengua es nuestra fuerza, 
nuestros labios nos defienden, 
¿quién será nuestro amor?" 

El Señor responde: "por la opresión del humilde, 
por el gemido del pobre, 
yo me levantaré, 
y pondré a salvo al que lo ansía". 

Las palabras del Señor son palabras auténticas, 
como plata limpia de ganga, 
refinada siete veces. 

Tú nos guardarás, Señor, 
nos librarás para siempre de esa gente: 
de los malvados que merodean 
para chupar como sanguijuelas sangre humana.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 3: Las palabras del Señor son palabras sinceras, como plata refinada siete veces.

VERSÍCULO

V. El Señor hace caminar a los humildes con rectitud.
R. Enseña su camino a los humildes.

PRIMERA LECTURA

Del libro de Tobías 3, 7-25
INFELICIDAD DE SARA Y ORACIÓN QUE DIRIGE AL SEÑOR

Aquel mismo día, Sara, la hija de Ragüel, el de Ecbatana de Media, tuvo que soportar también los insultos de una criada de su padre; porque Sara se había casado siete veces, pero el maldito demonio Asmodeo fue matando a todos los maridos cuando iban a unirse a ella como es natural. La criada le dijo:

«Eres tú la que matas a tus maridos. Te han casado ya con siete y no llevas el apellido ni siquiera de uno. Porque ellos hayan muerto, ¿a qué nos castigas por su culpa? ¡Vete con ellos! ¡Que no veamos nunca ni un hijo ni una hija tuya! »

Entonces, Sara, profundamente afligida, se echó a llorar y subió al piso de arriba de la casa, con intención de ahorcarse. Pero lo pensó otra vez, y se dijo:

« ¡Van a echárselo en cara a mi padre! Le dirán que la única hija que tenía, tan querida, se ahorcó al verse hecha una desgraciada. Y mandaré a la tumba a mi anciano padre de puro dolor. Será mejor no ahorcarme, sino pedir al Señor la muerte, y así ya no tendré que oír más insultos.»

Extendió las manos hacia la ventana y rezó:

«Bendito eres, Dios misericordioso. Bendito tu nombre por los siglos. Que te bendigan todas tus obras por los siglos. Hacia ti levanto ahora mi rostro y mis ojos. Manda que yo desaparezca de la tierra para no oír más insultos. Tú sabes, Señor, que me conservo limpia de todo pecado con varón, conservo limpio mi nombre y el de mi padre en el destierro. Soy hija única; mi padre no tiene otro hijo que pueda heredarlo, ni pariente próximo, o de la familia, con quien poder casarme. Ya se me han muerto siete, ¿para qué vivir más? Si no quieres matarme, Señor, escucha cómo me insultan.»

En el mismo momento, el Dios de la gloria escuchó la oración de los dos, y envió a Rafael para curarlos: a Tobit, limpiándole la vista, para que pudiera ver la luz de Dios; y a Sara, la de Ragüel, dándola como esposa a Tobías, hijo de Tobit, y librándola del maldito demonio Asmodeo (pues Tobías tenía más derecho a casarse con ella que todos los pretendientes).

En el mismo momento, Tobit pasaba del patio a casa, y Sara, la de Ragüel, bajaba del piso de arriba.

RESPONSORIO


R. Bendito sea tu nombre, oh Dios, que después de tu enojo usas de misericordia, * y en el tiempo de la tribulación perdonas los pecados a los que te invocan.
V. Tú no te deleitas en nuestra perdición; puesto que después de la tempestad das la bonanza, tras las lágrimas infundes el júbilo.
R. Y en el tiempo de la tribulación perdonas los pecados a los que te invocan.

SEGUNDA LECTURA

De los escritos de san Pío de Pietralcina, presbítero (Edición 1994: II, 87-90, n. 8)
PIEDRAS DEL EDIFICIO ETERNO

Mediante asiduos golpes de cincel salutífero y cuidadoso despojo, el divino Artífice busca preparar piedras para construir un edificio eterno, como nuestra madre, la santa Iglesia Católica, llena de ternura, canta en el himno del oficio de la dedicación de una iglesia. Y así es en verdad.

Toda alma destinada a la gloria eterna puede ser considerada una piedra constituida para levantar un edificio eterno. Al constructor que busca erigir una edificación le conviene ante todo pulir lo mejor posible las piedras que va a utilizar en la construcción. Lo consigue con el martillo y el cincel. Del mismo modo el Padre celeste actúa con las almas elegidas que, desde toda la eternidad, con suma sabiduría y providencia, han sido destinadas para la erección de un edificio eterno. El alma, si quiere reinar con Cristo en la gloria eterna, ha de ser pulida con golpes de martillo y cincel, que el Artífice divino usa para preparar las piedras, es decir, las almas elegidas. ¿Cuáles son estos golpes de martillo y cincel? Hermana mía, las oscuridades, los miedos, las tentaciones, las tristezas del espíritu y los miedos espirituales, que tienen un cierto olor a enfermedad, y las molestias del cuerpo.

Dad gracias a la infinita piedad del Padre eterno que, de esta manera, conduce vuestra alma a la salvación. ¿Por qué no gloriarse de estas circunstancias benévolas del mejor de todos los padres? Abrid el corazón al médico celeste de las almas y, llenos de confianza, entregaos a sus santísimos brazos: como a los elegidos, os conduce a seguir de cerca a Jesús en el monte Calvario. Con alegría y emoción observo cómo actúa la gracia en vosotros.

No olvidéis que el Señor ha dispuesto todas las cosas que arrastran vuestras almas. No tengáis miedo a precipitaros en el mal o en la afrenta de Dios. Que os baste saber que en toda vuestra vida nunca habéis ofendido al Señor que, por el contrario, ha sido honrado más y más.

Si este benevolentísimo Esposo de vuestra alma se oculta, lo hace no porque quiera vengarse de vuestra maldad, tal como pensáis, sino porque pone a prueba todavía más vuestra fidelidad y constancia y, además, os cura de algunas enfermedades que no son consideradas tales por los ojos carnales, es decir, aquellas enfermedades y culpas de las que ni siquiera el justo está inmune. En efecto, dice la Escritura: “Siete veces cae el justo” (Pr 24, 16).

Creedme que, si no os viera tan afligidos, me alegraría menos, porque entendería que el Señor os quiere dar menos piedras preciosas... Expulsad, como tentaciones, las dudas que os asaltan... Expulsad también las dudas que afectan a vuestra forma de vida, es decir, que no escucháis los llamamientos divinos y que os resistís a las dulces invitaciones del Esposo. Todas esas cosas no proceden del buen espíritu sino del malo. Se trata de diabólicas artes que intentan apartaros de la perfección o, al menos, entorpecer el camino hacia ella. ¡No abatáis el ánimo!

Cuando Jesús se manifieste, dadle gracias; si se oculta, dadle gracias: todas las cosas son delicadezas de su amor. Os deseo que entreguéis el espíritu con Jesús en la cruz: “Todo está cumplido” (Jn 19, 30).

RESPONSORIO


R. Toda edificación ensamblada en Cristo Jesús crece * para ser templo santo en el Señor.
V. En el que también vosotros os vais edificando para ser morada de Dios en el Espíritu.
R. Para ser templo santo en el Señor.


ORACIÓN


Señor, luz de los fieles y pastor de las almas, tu que elegiste a san Pío de Pietrelcina para que, en la Iglesia, apacentara tus ovejas con su palabra y las iluminara con su ejemplo, te pedimos que, por su intercesión, nos concedas perseverar en la fe que el nos enseñó, con su palabra y seguir el camino que nos mostró con su ejemplo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.


CONCLUSIÓN


V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.