LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
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27 de octubre de 2014VÍSPERASLUNES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIODel lunes II del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya HIMNO Presentemos a Dios nuestras tareas levantemos orantes nuestras manos, porque hemos realizado nuestras vidas por el trabajo. Cuando la tarde pide ya descanso y Dios está más cerca de nosotros, es hora de encontrarnos en sus manos, llenos de gozo. En vano trabajamos la jornada, hemos corrido en vano hora tras hora, si la esperanza no enciende sus rayos en nuestra sombra. Hemos topado a Dios en el bullicio, Dios se cansó conmigo en el trabajo; Es hora de buscar a Dios adentro Enamorado. La tarde es un trisagio de alabanza, La tarde tiene fuego del Espíritu; Adoremos al Padre en nuestras obras, Adoremos al Hijo. Amén. SALMODIA Antífona 1: Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia. SALMO 44 - I LAS NUPCIAS DEL REY Me brota del corazón un poema bello, recito mis versos a un rey; mi lengua es ágil pluma de escribano. Eres el más bello de los hombres, en tus labios se derrama la gracia, el Señor te bendice eternamente. Cíñete al flanco la espada, valiente: es tu gala y tu orgullo; cabalga victorioso por la verdad y la justicia, tu diestra te enseñe a realizar proezas. Tus flechas son agudas, los pueblos se te rinden, se acobardan los enemigos del rey. Tu trono; oh Dios, permanece para siempre, cetro de rectitud es tu cetro real; has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. A mirra, áloe y acacia huelen tus vestidos, desde los palacios de marfiles te deleitan las arpas. Hijas de reyes salen a tu encuentro, de pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Eres el más bello de los hombres; en tus labios se derrama la gracia. Antífona 2: Llega el Esposo, salid a recibirlo. SALMO 44 - II LAS NUPCIAS DEL REY Escucha, hija, mira: inclina el oído, olvida tu pueblo y la casa paterna; prendado está el rey de tu belleza: póstrate ante él, que él es tu señor. La ciudad de Tiro viene con regalos, los pueblos más ricos buscan tu favor. Ya entra la princesa, bellísima, Vestida de perlas y brocado; la llevan ante el rey, con séquito de vírgenes, la siguen sus compañeras: las traen entre alegría y algazara, van entrando en el palacio real. «A cambio de tus padres, tendrás hijos, que nombrarás príncipes por toda la tierra.» Quiero hacer memorable tu nombre por generaciones y generaciones, y los pueblos te alabarán por los siglos de los siglos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: Llega el Esposo, salid a recibirlo. Antífona 3: Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante. CÁNTICO: EFESIOS 1, 3-10 MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante El por el amor. El nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 3: Dios proyectó hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza, cuando llegase el momento culminante. LECTURA BREVE 1 Tesalonicenses 2, 13 No cesamos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros los creyentes. RESPONSORIO BREVE V. Suba, Señor, a ti mi oración. R. Suba, Señor, a ti mi oración. V. Como incienso en tu presencia. R. A ti mi oración. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Suba, Señor, a ti mi oración. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío. LUCAS 1, 46-55 CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Proclame mi alma tu grandeza, Dios mío. PRECES Alabemos a Cristo, que ama a la Iglesia y le da alimento y calor, y roguémosle confiados diciendo: Atiende, Señor, los deseos de tu pueblo. Haz, Señor, que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Guarda con tu protección al papa FRANCISCO y a nuestro obispo N., ayúdalos con el poder de tu brazo. Ten compasión de los que no encuentran trabajo y haz que consigan un empleo digno y estable. Señor, sé refugio de los oprimidos y protégelos en todas sus necesidades. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Te pedimos por el eterno descanso de los que durante su vida ejercieron el ministerio para el bien de tu iglesia: que también te celebren eternamente en tu reino. Fieles a la recomendación del Salvador nos atrevemos a decir: Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hagase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo el pan nuestro de cada día danoslo hoy y perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal. ORACIÓN Dios todopoderoso y eterno, que has querido asistirnos en el trabajo que nosotros, tus siervos inútiles, hemos realizado hoy, te pedimos que, al llegar al término de este día, acojas benignamente nuestro sacrificio vespertino de acción de gracias y recibas con bondad la alabanza que te dirigimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. |
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27 de octubre de 2014COMPLETASLUNES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIOINVOCACIÓN INICIALV. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HIMNO Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Antífona 1: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia. SALMO 85 ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES. Inclina tu oído, Señor; escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti; porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. En el día del peligro te llamo, y tú me escuchas. No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.» Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre. Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre por siempre, por tu grande piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo. Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compasión de mí. Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava; dame una señal propicia, que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y consuelas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 1: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia. LECTURA BREVE 1 Tesalonicenses 5, 9-10 Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. BENDICIÓN V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R.Amén. ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado. Bajo tu amparo nos acogemos Madre del Redentor, virgen fecunda Salve, Reina de los cielos Dios te salve, Reina y Madre de misericordia Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muestranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! |
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27 de octubre de 2014OFICIO DE LECTURALUNES DE LA SEMANA XXX DEL TIEMPO ORDINARIOSemana II del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. Se añade el Salmo del Invitatorio [Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23], con la siguiente antífona: Antífona: Demos vítores al Señor aclamándolo con cantos Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. HIMNO Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien: En el principio, tu palabra. Antes que el sol ardiera, antes del mar y las montañas, antes de las constelaciones, nos amó tu palabra Desde tu seno, Padre, era sonrisa su mirada, era ternura su sonrisa, era calor de brasa. En el principio, tu palabra. Todo se hizo de nuevo, todo salió sin mancha, desde el arrullo del río hasta el rocío y la escarcha; nuevo el canto de los pájaros, porque habló tu Palabra. Y nos sigues hablando todo el día, aunque matemos la mañana y desperdiciemos la tarde, y asesinemos la alborada. Como una espada de fuego, en el principio, tu Palabra. Llénanos de tu presencia, Padre; Espíritu satúranos de tu fragancia; danos palabras para responderte, Hijo, eterna Palabra. Amén Antífona 1: Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme. SALMO 30 - I SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; tú aborreces a los que veneran ídolos inertes, pero yo confío en el Señor, tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción, velas por mi vida en peligro; no me has entregado en manos del enemigo, has puesto mis pies en un camino ancho. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 1: Inclina, Señor, tu oído hacia mí; ven a librarme. Antífona 2: Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo. SALMO 30 - II SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS Piedad, Señor, que estoy en peligro: se consumen de dolor mis ojos, mi garganta y mis entrañas. Mi vida se gasta en el dolor; mis años, en los gemidos; mi vigor decae con las penas, mis huesos se consumen. Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos: me ven por la calle y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil. Oigo las burlas de la gente, y todo me da miedo; se conjuran contra mí y traman quitarme la vida. Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano está mi destino: líbrame de los enemigos que me persiguen; haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 2: Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo. Antífona 3: Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia. SALMO 30 - III SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS ¡Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles, y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos! En el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas; los ocultas en tu tabernáculo, frente a las lenguas pendencieras. Bendito el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia en la ciudad amurallada. Yo decía en mi ansiedad: «Me has arrojado de tu vista»; pero tú escuchaste mi voz suplicante cuando yo te gritaba. Amad al Señor, fieles suyos; el Señor guarda a sus leales, y a los soberbios les paga con creces. Sed fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 3: Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia. VERSÍCULO V. Enséñame, Señor, a caminar con lealtad. R. Porque tú eres mi Dios y Salvador. PRIMERA LECTURA Del libro de la Sabiduría 1, 16-2, 1a. 10-24 NECIAS MAQUINACIONES DE LOS IMPÍOS CONTRA EL JUSTO Los impíos llaman a la muerte con palabras y con obras; teniéndola por amiga, se desviven por ella, con ella conciertan un pacto, pues bien merecen que les tenga por suyos. Porque se dicen discurriendo desacertadamente: «Oprimamos al justo pobre, no perdonemos a la viuda, no respetemos las canas llenas de años del anciano. Sea nuestra fuerza norma de la justicia, que la debilidad, como se ve, de nada sirve. Tendamos lazos al justo, que nos fastidia, se enfrenta a nuestro modo de obrar, nos echa en cara faltas contra la ley y nos culpa de faltas contra nuestra educación. Se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un reproche de nuestros criterios, su sola presencia nos es insufrible, lleva una vida distinta y sigue caminos extraños. Nos tiene por bastardos, se aparta de nuestros caminos como de impurezas; proclama dichosa la suerte final de los justos y se ufana de tener a Dios por padre. Veamos si sus palabras son verdaderas, examinemos lo que pasará en su tránsito. Si el justo es hijo de Dios, él lo asistirá, lo librará de las manos de sus enemigos. Sometámoslo al ultraje y al tormento para conocer su temple y probar su entereza. Condenémoslo a una muerte afrentosa, pues, según él, Dios lo visitará.» Así discurren, pero se equivocan; les ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad ni creen en el premio de las almas intachables. Porque Dios creó al hombre incorruptible, lo hizo imagen de su misma naturaleza; mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo, y la experimentan los que le pertenecen. RESPONSORIO R. Dijeron los impíos: Oprimamos al justo, porque se enfrenta a nuestro modo de obrar y se llama a sí mismo hijo del Señor: * veamos si sus palabras son verdaderas: si en realidad es hijo de Dios, que lo libre él de nuestras manos. V. Ha puesto su confianza en Dios, que lo salve ahora, si es que de veras lo ama, ya que nos ha dicho: «Soy Hijo de Dios.» R. Veamos si sus palabras son verdaderas: si en realidad es hijo de Dios, que lo libre él de nuestras manos. SEGUNDA LECTURA De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios (Caps. 21,1-22, 5; 23,1-2: Funk 1 89-93) NO NOS APARTEMOS NUNCA DE LA VOLUNTAD DE DIOS Vigilad, amadísimos, no sea que los innumerables beneficios de Dios se conviertan para nosotros en motivo de condenación, por no tener una conducta digna de Dios y por no realizar siempre en mutua concordia lo que le agrada. En efecto, dice la Escritura: El Espíritu del Señor es lámpara que sondea lo íntimo de las entrañas. Consideremos cuán cerca está de nosotros y cómo no se le oculta ninguno de nuestros pensamientos ni de nuestras palabras. Justo es, por tanto, que no nos apartemos nunca de su voluntad. Vale más que ofendamos a hombres necios e insensatos, soberbios y engreídos en su hablar, que no a Dios. Veneremos al Señor Jesús, cuya sangre fue derramada por nosotros; respetemos a los que dirigen nuestras comunidades, honremos a nuestros presbíteros, eduquemos a nuestros hijos en el temor de Dios, encaminemos a nuestras esposas por el camino del bien. Que ellas sean dignas de todo elogio por el encanto de su castidad, que brillen por la sinceridad y por su inclinación a la dulzura, que la discreción de sus palabras manifieste a todos su recato, que su caridad hacia todos sea patente a cuantos temen a Dios, y que no hagan acepción alguna de personas. Que vuestros hijos sean educados según Cristo, que aprendan el gran valor que tiene ante Dios la humildad y lo mucho que aprecia Dios el amor casto, que comprendan cuán grande sea y cuán hermoso el temor de Dios y cómo es capaz de salvar a los que se dejan guiar por él, con toda pureza de conciencia. Porque el Señor es escudriñador de nuestros pensamientos y de nuestros deseos, y su Espíritu está en nosotros, pero cuando él quiere nos lo puede retirar. Todo esto nos lo confirma nuestra fe cristiana, pues el mismo Cristo es quien nos invita, por medio del Espíritu Santo, con estas palabras: Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor; ¿hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. El Padre de todo consuelo y de todo amor tiene entrañas de misericordia para con todos los que lo temen y, en su entrañable condescendencia, reparte sus dones a cuantos a él se acercan con un corazón sin doblez. Por eso, huyamos de la duplicidad de ánimo, y que nuestra alma no se enorgullezca nunca al verse honrada con la abundancia y riqueza de los dones del Señor. RESPONSORIO R. Bendice al Señor en toda circunstancia, pídele que sean rectos todos tus caminos, * para que lleguen a buen fin todos tus proyectos. V. Practica lo que es agradable a sus ojos, con toda sinceridad y con todas tus fuerzas. R. Para que lleguen a buen fin todos tus proyectos. ORACIÓN Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que alcancemos lo que nos prometes haz que amemos lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. |