Liturgia de la Horas

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

8 de octubre de 2014



LAUDES

MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO

Del miércoles III del Salterio
FERIA
INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Antífona: Adoremos a Dios, porque él nos ha creado

SALMO 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Adoremos a Dios, porque él nos ha creado

HIMNO

¡Detente, aurora de este nuevo día,
refleja en mis pupilas tu paisaje!
Mensajera de amor, es tu equipaje
la hermosura hecha luz y profecía. 

¡Detente, aurora, dulce epifanía,
rostro de Dios, qué bello es tu mensaje!
Quédeme tu amor mi amor que va de viaje
en lucha, y en trabajo y alegría. 

Avanzamos, corremos fatigados,
mañana tras mañana enfebrecidos
por la carga de todos los pecados. 

Arrópanos, Señor, con la esperanza;
endereza, Señor, los pies perdidos,
y recibe esta aurora de alabanza. Amén. 


SALMODIA

Antífona 1: Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

SALMO 85
ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 1: Alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti, Señor.

Antífona 2: Dichoso el hombre que camina por sendas de justicia y habla con rectitud.

CÁNTICO: ISAÍAS 33, 13-16
DIOS JUZGARÁ CON JUSTICIA
Los lejanos, escuchad lo que he hecho;
los cercanos, reconoced mi fuerza.

Temen en Sión los pecadores, 
y un temblor agarra a los perversos:
«¿Quién de nosotros habitará un fuego devorador,
quién de nosotros habitará una hoguera perpetua?»

El que procede con justicia y habla con rectitud
y rehúsa el lucro de la opresión,
el que sacude la mano rechazando el soborno
y tapa su oído a propuestas sanguinarias,
el que cierra los ojos para no ver la maldad:
ése habitará en lo alto,
tendrá su alcázar en un picacho rocoso,
con abasto de pan y provisión de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 2: Dichoso el hombre que camina por sendas de justicia y habla con rectitud.

Antífona 3: Aclamad al Rey y Señor.

SALMO 97 EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
EL SEÑOR, JUEZ VENCEDOR
Cantad al Señor un cántico nuevo, 
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad: 

tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos, aclamen los montes 
al Señor, que llega para regir la tierra.

Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Aclamad al Rey y Señor.

LECTURA BREVE

Job 1,21; 2, 10b
Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré a él. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? 

RESPONSORIO BREVE

V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

V. Dame vida con tu palabra.
R. Mi corazón a tus preceptos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

LUCAS 1, 68-79
CÁNTICO DE ZACARÍAS. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona: Realiza, Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que se entregó a sí mismo por la Iglesia, y le da alimento y calor, diciendo:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Bendito seas, Señor, Pastor de la Iglesia, que nos vuelves a dar hoy la luz y la vida; 
–haz que sepamos agradecerte este magnífico don.

Mira con amor a tu grey, que has congregado en tu nombre;
–haz que no se pierda ni uno solo de los que el Padre te ha dado.

Guía a tu Iglesia por el camino de tus mandatos, 
–y haz que el Espíritu Santo la conserve en la fidelidad.

Que tus fieles, Señor, cobren nueva vida, participando en la mesa de tu pan y tu palabra,
–para que, con la fuerza de este alimento, te sigan con alegría.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Concluyamos nuestra oración diciendo juntos las palabras de Jesús, nuestro Maestro: 

Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Señor Dios, que nos has creado con tu sabiduría y nos gobiernas con tu providencia, infunde en nuestras almas la claridad de tu luz, y haz que nuestra vida y nuestras acciones estén del todo consagradas a ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

8 de octubre de 2014



VÍSPERAS

MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO

Del miércoles III del Salterio
FERIA
INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

HIMNO

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo
al acabar el día su jornada,
y, libres ya mis manos del trabajo,
a hacerte ofrenda del trabajo vengo. 

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo
cuando las luces de este día acaban,
y, ante las sombras de la noche oscura,
mirarte a ti, mi luz; mirarte puedo. 

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,
y aunque me abruma el peso del pecado,
movido por tu amor y por tu gracia,
mi salvación ponerla en ti yo quiero. 

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,
muy dentro de mi alma tu esperanza
sostenga mi vivir de cada día,
mi lucha por el bien que tanto espero. 

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo;
por el amor de tu Hijo, tan amado,
por el Espíritu de ambos espirado,
conduce nuestra senda hacia tu encuentro. Amén. 


SALMODIA

Antífona 1: Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

SALMO 125
DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, 
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.» 
El Señor ha estado grande con nosotros, 
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte, 
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas 
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Antífona 2: Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

SALMO 126
EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis, 
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Antífona 3: Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.

CÁNTICO: COLOSENSES 1, 12-20
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz. 

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él:
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. 
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,     
haciendo la paz por la sangre de su cruz. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.

LECTURA BREVE

Efesios 3, 20-21
A Dios, que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén. 

RESPONSORIO BREVE

V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

LUCAS 1, 46-55
CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

PRECES

Invoquemos a Dios, que envió a su Hijo como salvador y modelo supremo de su pueblo, diciendo:

Que tu pueblo te alabe, Señor.

Te damos gracias, Señor, porque nos has escogido como primicias para la salvación;
–haz que sepamos corresponder, y así hagamos nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Haz que todos los que confiesan tu santo nombre sean concordes en la verdad          
–y vivan unidos por la caridad. 

Creador del universo, cuyo Hijo, al venir a este mundo, quiso trabajar con sus propias manos,
–acuérdate de los trabajadores, que ganan el pan con el sudor de su frente.

Acuérdate, también, de todos los que viven entregados al servicio de los demás:
–que no se dejen vencer por el desánimo ante la incomprensión de los hombres. 

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Ten piedad de nuestros hermanos difuntos
–y líbralos del poder del Maligno.

Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó: 

Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Llegue a tus oídos, Señor, la voz suplicante de tu Iglesia, a fin de que, conseguido el perdón de nuestros pecados, con tu ayuda podamos dedicarnos a tu servicio y con tu protección vivamos confiados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

8 de octubre de 2014



COMPLETAS

MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

HIMNO

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

SALMO 30, 2-6
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;

ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.

En tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor.

SALMO 129
DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor.

LECTURA BREVE

Efesios 4,26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32
CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

BENDICIÓN

V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado.

Bajo tu amparo nos acogemos
Madre del Redentor, virgen fecunda
Salve, Reina de los cielos
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muestranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!




LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

8 de octubre de 2014



OFICIO DE LECTURA

MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO

Semana III del Salterio
FERIA

INVOCACIÓN INICIAL


Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Se añade el Salmo del Invitatorio [Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23], con la siguiente antífona:

Antífona: Adoremos a Dios, porque él nos ha creado



Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien:

Con entrega, Señor, a ti venimos,
escuchar tu palabra deseamos;
que el Espíritu ponga en nuestros labios
la alabanza al Padre de los cielos.

Se convierta en nosotros la palabra
en la luz que a los hombres ilumina,
en la fuente que salta hasta la vida,
en el pan que repara nuestras fuerzas;

en el himno de amor y de alabanza
que se canta en el cielo eternamente,
y en la carne de Cristo se hizo canto
de la tierra y del cielo juntamente.

Gloria a ti, Padre nuestro, y a tu Hijo,
el Señor Jesucristo, nuestro hermano,
y al Espíritu Santo, que, en nosotros,
glorifica tu nombre por los siglos. Amén.


Antífona 1: La misericordia y fidelidad te preceden, Señor.

SALMO 88 - I
LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR SOBRE LA CASA DE DAVID
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.

El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos?

Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean.

Tú domeñas la soberbia del mar
y amansas la hinchazón del oleaje;
tú traspasaste y destrozaste a Rahab,
tu brazo potente desbarató al enemigo.

Tuyo es el cielo, tuya es la tierra;
tú cimentaste el orbe y cuanto contiene;
tú has creado el norte y el sur,
el Tabor y el Hermón aclaman tu nombre.

Tienes un brazo poderoso:
fuerte es tu izquierda y alta tu derecha.
Justicia y derecho sostienen tu trono,
misericordia y fidelidad te preceden.

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.

Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo,
y el Santo de Israel nuestro rey.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: La misericordia y fidelidad te preceden, Señor.

Antífona 2: El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.

SALMO 88 - II
LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR SOBRE LA CASA DE DAVID
Un día hablaste en visión a tus amigos:
He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado sobre el pueblo.

Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso;

no lo engañará el enemigo
ni los malvados lo humillarán;
ante él desharé a sus adversarios
y heriré a los que lo odian.

Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar,
y su derecha hasta el Gran Río.

Él me invocará: Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora";
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra.

Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo".

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David.

Antífona 3: Juré una vez a David, mi siervo: “Tu linaje será perpetuo”.

SALMO 88 - III
LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR SOBRE LA CASA DE DAVID
Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos,
castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas;

pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad,
no violaré mi alianza
ni cambiaré mis promesas.

Una vez juré por mi santidad
no faltar a mi palabra con David:
Su linaje será perpetuo,
y su trono como el sol en mi presencia,
como la luna, que siempre permanece:
su solio será más firme que el cielo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Juré una vez a David, mi siervo: “Tu linaje será perpetuo”.

VERSÍCULO

V. La explicación de tus palabras ilumina.
R. Da inteligencia a los ignorantes.

PRIMERA LECTURA

Del libro de Ben Sirá 3, 19-4, 11
HUMILDAD Y SOBERBIA

Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No pretendas lo que te sobrepasa ni escudriñes lo que se te esconde; atiende a lo que te han encomendado, pues no te importa lo profundo y escondido; no te preocupes por lo que te excede, aunque te enseñen cosas que te desbordan, ¡son tan numerosas las opiniones de los hombres, y sus locas fantasías los extravían!

El terco saldrá malparado, el que ama lo bueno lo conseguirá; el terco se acarrea desgracias, el cobarde añade pecado a pecado. Donde faltan los ojos, falta la luz, donde falta inteligencia, no hay sabiduría. No corras a curar la herida de cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.

El agua apaga el fuego ardiente y la limosna expía el pecado. Al bienhechor lo recuerdan más tarde, cuando resbale encontrará apoyo. Hijo mío, no te burles de la vida del afligido, no deprimas al que sufre amargamente; no le gruñas al necesitado ni te cierres al ánimo abatido; no exasperes al que se siente abatido ni aflijas al pobre que acude a ti, ni niegues limosna al indigente; no rechaces la súplica del pobre, no le des ocasión de maldecirte: si en la amargura de su dolor clama contra ti, su Hacedor escuchará su clamor.

Hazte simpático a la asamblea, inclina la cabeza al que manda; haz caso del pobre y responde a su saludo con llaneza; libra al oprimido del opresor y no te repugne hacer justicia. Sé padre para los huérfanos y marido para las viudas, y Dios te llamará hijo y su favor te librará de la desgracia.

RESPONSORIO


R. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, * el oído atento a la sabiduría se alegrará.
V. El corazón sabio y prudente se guardará de pecar, por las obras buenas prosperará.
R. El oído atento a la sabiduría se alegrará.

SEGUNDA LECTURA

De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Tralianos (Caps. 8,1-9, 2; 11, 1-13, 3: Funk 1, 209-211)
CONVERTÍOS EN CRIATURAS NUEVAS POR MEDIO DE LA FE, QUE ES COMO LA CARNE DEL SEÑOR, Y POR MEDIO DE LA CARIDAD, QUE ES COMO SU SANGRE

Revestíos de mansedumbre y convertíos en criaturas nuevas por medio de la fe, que es como la carne del Señor, y por medio de la caridad, que es como su sangre. Que ninguno de vosotros tenga nada contra su hermano. No deis pretexto con ello a los paganos, no sea que, ante la conducta insensata de algunos de vosotros, los gentiles blasfemen de la comunidad que ha sido congregada por el mismo Dios, porque ¡ay de aquel por cuya ligereza ultrajan mi nombre!

Tapaos, pues, los oídos cuando oigáis hablar de cualquier cosa que no tenga como fundamento a Cristo Jesús, descendiente del linaje de David, hijo de María, que nació verdaderamente, que comió y bebió como hombre, que fue perseguido verdaderamente bajo Poncio Pilato y verdaderamente también fue crucificado y murió, en presencia de los moradores del cielo, de la tierra y del abismo y que resucitó verdaderamente de entre los muertos por el poder del Padre. Este mismo Dios Padre nos resucitará también a nosotros, que amamos a Jesucristo, a semejanza del mismo Jesucristo, sin el cual no tenemos la vida verdadera.

Huid de los malos retoños: llevan un fruto mortífero y, si alguien gusta de él, muere al momento. Estos retoños no son plantación del Padre. Si lo fueran, aparecerían como ramas de la cruz y su fruto sería incorruptible; por esta cruz, Cristo os invita, como miembros suyos que sois, a participar en su pasión. La cabeza, en efecto, no puede nacer separada de los miembros, y Dios, que es la unidad, promete darnos parte en su misma unidad.

Os saludo desde Esmirna, juntamente con las Iglesias de Asia, que están aquí conmigo y que me han confortado, tanto en la carne como en el espíritu. Mis cadenas, que llevo por doquier a causa de Cristo, mientras no ceso de orar para ser digno de Dios, ellas mismas os exhortan: perseverad en la concordia y en la oración de unos por otros. Conviene que cada uno de vosotros, y en particular los presbíteros, reconfortéis al obispo, honrando así a Dios Padre, a Jesucristo y a los apóstoles.

Deseo que escuchéis con amor mis palabras, no sea que esta carta se convierta en testimonio contra vosotros. No dejéis de orar por mí, pues necesito de vuestro amor ante la misericordia de Dios, para ser digno de alcanzar aquella herencia a la que ya me acerco, no sea caso que me consideren indigno de ella.

Os saluda la caridad de los esmirniotas y de los efesios. Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro, porque soy el último de toda la comunidad. Os doy mi adiós en Jesucristo a todos vosotros, los que estáis sumisos a vuestro obispo, según el querer de Dios; someteos también, de manera semejante, al colegio de los presbíteros. Y amaos todos, unos a otros, con un corazón unánime.

Mi espíritu se ofrece como víctima por todos vosotros, y no sólo ahora, sino que se ofrecerá también cuando llegue a la presencia de Dios. Aún estoy expuesto al peligro, pero el Padre es fiel y cumplirá, en Cristo Jesús, mi deseo y el vuestro. Deseo que también vosotros seáis hallados en él sin defecto ni pecado.

RESPONSORIO


R. Dios os convocó por medio del Evangelio para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. * Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.
V. El Señor odia toda abominación, y también es ésta odiosa para los que lo temen a él.
R. Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis.


ORACIÓN


Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aún los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aún aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


CONCLUSIÓN


V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.