LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
8 de octubre de 2014VÍSPERASMIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIODel miércoles III del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya HIMNO Señor, tú eres mi paz y mi consuelo al acabar el día su jornada, y, libres ya mis manos del trabajo, a hacerte ofrenda del trabajo vengo. Señor, tú eres mi paz y mi consuelo cuando las luces de este día acaban, y, ante las sombras de la noche oscura, mirarte a ti, mi luz; mirarte puedo. Señor, tú eres mi paz y mi consuelo, y aunque me abruma el peso del pecado, movido por tu amor y por tu gracia, mi salvación ponerla en ti yo quiero. Señor, tú eres mi paz y mi consuelo, muy dentro de mi alma tu esperanza sostenga mi vivir de cada día, mi lucha por el bien que tanto espero. Señor, tú eres mi paz y mi consuelo; por el amor de tu Hijo, tan amado, por el Espíritu de ambos espirado, conduce nuestra senda hacia tu encuentro. Amén. SALMODIA Antífona 1: Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. SALMO 125 DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos.» El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. Antífona 2: Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. SALMO 126 EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad. Antífona 3: Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo. CÁNTICO: COLOSENSES 1, 12-20 HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él: Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo. LECTURA BREVE Efesios 3, 20-21 A Dios, que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén. RESPONSORIO BREVE V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. V. No arrebates mi alma con los pecadores. R. Ten misericordia de mí. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. LUCAS 1, 46-55 CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. PRECES Invoquemos a Dios, que envió a su Hijo como salvador y modelo supremo de su pueblo, diciendo: Que tu pueblo te alabe, Señor. Te damos gracias, Señor, porque nos has escogido como primicias para la salvación; –haz que sepamos corresponder, y así hagamos nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Haz que todos los que confiesan tu santo nombre sean concordes en la verdad –y vivan unidos por la caridad. Creador del universo, cuyo Hijo, al venir a este mundo, quiso trabajar con sus propias manos, –acuérdate de los trabajadores, que ganan el pan con el sudor de su frente. Acuérdate, también, de todos los que viven entregados al servicio de los demás: –que no se dejen vencer por el desánimo ante la incomprensión de los hombres. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Ten piedad de nuestros hermanos difuntos –y líbralos del poder del Maligno. Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hagase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo el pan nuestro de cada día danoslo hoy y perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal. ORACIÓN Llegue a tus oídos, Señor, la voz suplicante de tu Iglesia, a fin de que, conseguido el perdón de nuestros pecados, con tu ayuda podamos dedicarnos a tu servicio y con tu protección vivamos confiados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. |
LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
8 de octubre de 2014COMPLETASMIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIOINVOCACIÓN INICIALV. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HIMNO Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. SALMO 30, 2-6 SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor. SALMO 129 DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR. Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor. LECTURA BREVE Efesios 4,26-27 No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. BENDICIÓN V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R.Amén. ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado. Bajo tu amparo nos acogemos Madre del Redentor, virgen fecunda Salve, Reina de los cielos Dios te salve, Reina y Madre de misericordia Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muestranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! |
LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
8 de octubre de 2014OFICIO DE LECTURAMIÉRCOLES DE LA SEMANA XXVII DEL TIEMPO ORDINARIOSemana III del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. Se añade el Salmo del Invitatorio [Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23], con la siguiente antífona: Antífona: Adoremos a Dios, porque él nos ha creado Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. HIMNO Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien: Con entrega, Señor, a ti venimos, escuchar tu palabra deseamos; que el Espíritu ponga en nuestros labios la alabanza al Padre de los cielos. Se convierta en nosotros la palabra en la luz que a los hombres ilumina, en la fuente que salta hasta la vida, en el pan que repara nuestras fuerzas; en el himno de amor y de alabanza que se canta en el cielo eternamente, y en la carne de Cristo se hizo canto de la tierra y del cielo juntamente. Gloria a ti, Padre nuestro, y a tu Hijo, el Señor Jesucristo, nuestro hermano, y al Espíritu Santo, que, en nosotros, glorifica tu nombre por los siglos. Amén. Antífona 1: La misericordia y fidelidad te preceden, Señor. SALMO 88 - I LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR SOBRE LA CASA DE DAVID Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad. Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades. El cielo proclama tus maravillas, Señor, y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles. ¿Quién sobre las nubes se compara a Dios? ¿Quién como el Señor entre los seres divinos? Dios es temible en el consejo de los ángeles, es grande y terrible para toda su corte. Señor de los ejércitos, ¿quién como tú? El poder y la fidelidad te rodean. Tú domeñas la soberbia del mar y amansas la hinchazón del oleaje; tú traspasaste y destrozaste a Rahab, tu brazo potente desbarató al enemigo. Tuyo es el cielo, tuya es la tierra; tú cimentaste el orbe y cuanto contiene; tú has creado el norte y el sur, el Tabor y el Hermón aclaman tu nombre. Tienes un brazo poderoso: fuerte es tu izquierda y alta tu derecha. Justicia y derecho sostienen tu trono, misericordia y fidelidad te preceden. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor realzas nuestro poder. Porque el Señor es nuestro escudo, y el Santo de Israel nuestro rey. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: La misericordia y fidelidad te preceden, Señor. Antífona 2: El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David. SALMO 88 - II LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR SOBRE LA CASA DE DAVID Un día hablaste en visión a tus amigos: He ceñido la corona a un héroe, he levantado a un soldado sobre el pueblo. Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado; para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso; no lo engañará el enemigo ni los malvados lo humillarán; ante él desharé a sus adversarios y heriré a los que lo odian. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán por mi nombre crecerá su poder: extenderé su izquierda hasta el mar, y su derecha hasta el Gran Río. Él me invocará: Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora"; y lo nombraré mi primogénito, excelso entre los reyes de la tierra. Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable; le daré una posteridad perpetua y un trono duradero como el cielo". Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: El Hijo de Dios nació según la carne de la estirpe de David. Antífona 3: Juré una vez a David, mi siervo: “Tu linaje será perpetuo”. SALMO 88 - III LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR SOBRE LA CASA DE DAVID Si sus hijos abandonan mi ley y no siguen mis mandamientos, si profanan mis preceptos y no guardan mis mandatos, castigaré con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas; pero no les retiraré mi favor ni desmentiré mi fidelidad, no violaré mi alianza ni cambiaré mis promesas. Una vez juré por mi santidad no faltar a mi palabra con David: Su linaje será perpetuo, y su trono como el sol en mi presencia, como la luna, que siempre permanece: su solio será más firme que el cielo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Juré una vez a David, mi siervo: “Tu linaje será perpetuo”. VERSÍCULO V. La explicación de tus palabras ilumina. R. Da inteligencia a los ignorantes. PRIMERA LECTURA Del libro de Ben Sirá 3, 19-4, 11 HUMILDAD Y SOBERBIA Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No pretendas lo que te sobrepasa ni escudriñes lo que se te esconde; atiende a lo que te han encomendado, pues no te importa lo profundo y escondido; no te preocupes por lo que te excede, aunque te enseñen cosas que te desbordan, ¡son tan numerosas las opiniones de los hombres, y sus locas fantasías los extravían! El terco saldrá malparado, el que ama lo bueno lo conseguirá; el terco se acarrea desgracias, el cobarde añade pecado a pecado. Donde faltan los ojos, falta la luz, donde falta inteligencia, no hay sabiduría. No corras a curar la herida de cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará. El agua apaga el fuego ardiente y la limosna expía el pecado. Al bienhechor lo recuerdan más tarde, cuando resbale encontrará apoyo. Hijo mío, no te burles de la vida del afligido, no deprimas al que sufre amargamente; no le gruñas al necesitado ni te cierres al ánimo abatido; no exasperes al que se siente abatido ni aflijas al pobre que acude a ti, ni niegues limosna al indigente; no rechaces la súplica del pobre, no le des ocasión de maldecirte: si en la amargura de su dolor clama contra ti, su Hacedor escuchará su clamor. Hazte simpático a la asamblea, inclina la cabeza al que manda; haz caso del pobre y responde a su saludo con llaneza; libra al oprimido del opresor y no te repugne hacer justicia. Sé padre para los huérfanos y marido para las viudas, y Dios te llamará hijo y su favor te librará de la desgracia. RESPONSORIO R. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, * el oído atento a la sabiduría se alegrará. V. El corazón sabio y prudente se guardará de pecar, por las obras buenas prosperará. R. El oído atento a la sabiduría se alegrará. SEGUNDA LECTURA De la carta de san Ignacio de Antioquía, obispo y mártir, a los Tralianos (Caps. 8,1-9, 2; 11, 1-13, 3: Funk 1, 209-211) CONVERTÍOS EN CRIATURAS NUEVAS POR MEDIO DE LA FE, QUE ES COMO LA CARNE DEL SEÑOR, Y POR MEDIO DE LA CARIDAD, QUE ES COMO SU SANGRE Revestíos de mansedumbre y convertíos en criaturas nuevas por medio de la fe, que es como la carne del Señor, y por medio de la caridad, que es como su sangre. Que ninguno de vosotros tenga nada contra su hermano. No deis pretexto con ello a los paganos, no sea que, ante la conducta insensata de algunos de vosotros, los gentiles blasfemen de la comunidad que ha sido congregada por el mismo Dios, porque ¡ay de aquel por cuya ligereza ultrajan mi nombre! Tapaos, pues, los oídos cuando oigáis hablar de cualquier cosa que no tenga como fundamento a Cristo Jesús, descendiente del linaje de David, hijo de María, que nació verdaderamente, que comió y bebió como hombre, que fue perseguido verdaderamente bajo Poncio Pilato y verdaderamente también fue crucificado y murió, en presencia de los moradores del cielo, de la tierra y del abismo y que resucitó verdaderamente de entre los muertos por el poder del Padre. Este mismo Dios Padre nos resucitará también a nosotros, que amamos a Jesucristo, a semejanza del mismo Jesucristo, sin el cual no tenemos la vida verdadera. Huid de los malos retoños: llevan un fruto mortífero y, si alguien gusta de él, muere al momento. Estos retoños no son plantación del Padre. Si lo fueran, aparecerían como ramas de la cruz y su fruto sería incorruptible; por esta cruz, Cristo os invita, como miembros suyos que sois, a participar en su pasión. La cabeza, en efecto, no puede nacer separada de los miembros, y Dios, que es la unidad, promete darnos parte en su misma unidad. Os saludo desde Esmirna, juntamente con las Iglesias de Asia, que están aquí conmigo y que me han confortado, tanto en la carne como en el espíritu. Mis cadenas, que llevo por doquier a causa de Cristo, mientras no ceso de orar para ser digno de Dios, ellas mismas os exhortan: perseverad en la concordia y en la oración de unos por otros. Conviene que cada uno de vosotros, y en particular los presbíteros, reconfortéis al obispo, honrando así a Dios Padre, a Jesucristo y a los apóstoles. Deseo que escuchéis con amor mis palabras, no sea que esta carta se convierta en testimonio contra vosotros. No dejéis de orar por mí, pues necesito de vuestro amor ante la misericordia de Dios, para ser digno de alcanzar aquella herencia a la que ya me acerco, no sea caso que me consideren indigno de ella. Os saluda la caridad de los esmirniotas y de los efesios. Acordaos en vuestras oraciones de la Iglesia de Siria, de la que no soy digno de llamarme miembro, porque soy el último de toda la comunidad. Os doy mi adiós en Jesucristo a todos vosotros, los que estáis sumisos a vuestro obispo, según el querer de Dios; someteos también, de manera semejante, al colegio de los presbíteros. Y amaos todos, unos a otros, con un corazón unánime. Mi espíritu se ofrece como víctima por todos vosotros, y no sólo ahora, sino que se ofrecerá también cuando llegue a la presencia de Dios. Aún estoy expuesto al peligro, pero el Padre es fiel y cumplirá, en Cristo Jesús, mi deseo y el vuestro. Deseo que también vosotros seáis hallados en él sin defecto ni pecado. RESPONSORIO R. Dios os convocó por medio del Evangelio para daros la posesión de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. * Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis. V. El Señor odia toda abominación, y también es ésta odiosa para los que lo temen a él. R. Así pues, manteneos firmes y guardad las enseñanzas que aprendisteis. ORACIÓN Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aún los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aún aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. |