Liturgia de la Horas

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

14 de enero de 2015



LAUDES

MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DEL TIEMPO ORDINARIO

Del miércoles I del Salterio
FERIA
INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Antífona: Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.

SALMO 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.

HIMNO

Sentencia de Dios al hombre
antes que el día comience:
«Que el pan no venga a tu mesa
sin el sudor de tu frente.

Ni el sol se te da de balde,
ni el aire por ser quien eres:
las cosas son herramientas
y buscan quien las maneje.

El mar les pone corazas
de sal amarga a los peces;
el hondo sol campesino
madura a fuego las mieses.

La piedra, con ser la piedra,
guarda una chispa caliente;
y en el rumor de la nube
combaten el rayo y la nieve.

A ti te inventé las manos
y un corazón que no duerme;
puse en tu boca palabras
y pensamiento en tu frente.

No basta con dar las gracias
sin dar lo que las merece:
a fuerza de gratitudes
se vuelve la tierra estéril.»

Amén.


SALMODIA

Antífona 1: Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

SALMO 35
DEPRAVACIÓN DEL MALVADO Y BONDAD DE DIOS
El malvado escucha en su interior
un oráculo del pecado:
«No tengo miedo a Dios,
ni en su presencia.»
Porque se hace la ilusión de que su culpa
no será descubierta ni aborrecida.

Las palabras de su boca son maldad y traición,
renuncia a ser sensato y a obrar bien;
acostado medita el crimen,
se obstina en el mal camino,
no rechaza la maldad.

Señor, tu misericordia llega al cielo,
tu fidelidad hasta las nubes;
tu justicia hasta las altas cordilleras,
tus sentencias son como el océano inmenso.

Tú socorres a hombres y animales;
¡qué inapreciable es tu misericordia, oh Dios!,
los humanos se acogen a la sombra de tus alas;

se nutren de lo sabroso de tu casa,
les das a beber del torrente de tus delicias,
porque en ti está la fuente viva,
y tu luz nos hace ver la luz.

Prolonga tu misericordia con los que te reconocen,
tu justicia con los rectos de corazón;
que no me pisotee el pie del soberbio,
que no me eche fuera la mano del malvado.

Han fracasado los malhechores;
derribados, no se pueden levantar.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: Tu luz, Señor, nos hace ver la luz.

Antífona 2: Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

CÁNTICO: JUDIT 16, 1-2. 13-15
DIOS, CREADOR DEL MUNDO Y PROTECTOR DE SU PUEBLO
¡Alabad a mi Dios con tambores,
elevad cantos al Señor con cítaras,
ofrecedle los acordes de un salmo de alabanza,
ensalzad e invocad su nombre!
Porque el Señor es un Dios quebrantador de guerras,
su nombre es el Señor.

Cantaré a mi Dios un cántico nuevo:
Señor, tú eres grande y glorioso,
admirable en tu fuerza, invencible.

Que te sirva toda la creación,
porque tú lo mandaste, y existió; 
enviaste tu aliento, y la construiste,
nada puede resistir a tu voz.

Sacudirán las olas los cimientos de los montes,
las peñas en tu presencia se derretirán como cera,
pero tú serás propicio a tus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Señor, tú eres grande, tu fuerza es invencible.

Antífona 3: Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

SALMO 46
ENTRONIZACIÓN DEL DIOS DE ISRAEL
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra.

Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado.

Los príncipes de los gentiles se reúnen
con el pueblo del Dios de Abrahán;
porque de Dios son los grandes de la tierra,
y él es excelso.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 3: Aclamad a Dios con gritos de júbilo.

LECTURA BREVE

Tobías 4, 16-17. 19-20
No hagas a otro lo que a ti no te agrada. Da tu pan al hambriento y tu ropa al desnudo. Pide consejo al sensato y no desprecies un consejo útil.Bendice al Señor Dios en todo momento, y pídele que allane tus caminos y que te dé éxito en tus empresas y proyectos. 

RESPONSORIO BREVE

V. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.
V. Dame vida con tu palabra.
R. Mi corazón a tus preceptos.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Inclina, Señor, mi corazón a tus preceptos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Realiza , Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

LUCAS 1, 68-79
CÁNTICO DE ZACARÍAS. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona: Realiza , Señor, con nosotros la misericordia y recuerda tu santa alianza.

PRECES

Demos gracias a Cristo y alabémoslo porque ha querido santificarnos y llamarnos hermanos suyos; digámosle, pues, confiados:

Santifica a tus hermanos, Señor.

Concédenos, Señor, que con el corazón puro consagremos el principio de este día en honor de tu resurrección,
–y que santifiquemos el día entero con trabajos que sean de tu agrado.

Tú que, para que aumente nuestra alegría y se afiance nuestra salvación, nos das este nuevo día, signo de tu amor,
–renuévanos hoy y siempre para gloria de tu nombre.

Haz que sepamos descubrirte a ti en todos nuestros hermanos,
–sobre todo en los que sufren y en los pobres.

Haz que durante este día estemos en paz con todo el mundo,
–y a nadie devolvamos mal por mal.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Tal como nos enseñó el Señor, terminemos nuestra oración, diciendo: 

Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Señor, Dios salvador nuestro, danos tu ayuda, para que siempre deseemos las obras de la luz y realicemos la verdad: así los que de ti hemos nacido como hijos de la luz seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

14 de enero de 2015



VÍSPERAS

MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DEL TIEMPO ORDINARIO

Del miércoles I del Salterio
FERIA
INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

HIMNO

Hora de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.

Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.

Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.

Das al de la tarde
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.

A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida los sarmientos. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

SALMO 26-I
CONFIANZA ANTE EL PELIGRO.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

Antífona 2: Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

SALMO 26-II
CONFIANZA ANTE EL PELIGRO.
Escúchame, Señor que te llamo;
ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 2: Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

Antífona 3: Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.

CÁNTICO: COLOSENSES 1, 12-20
HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz. 

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él:
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. 
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,     
haciendo la paz por la sangre de su cruz. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.

LECTURA BREVE

Santiago 1,22.25
Llevad a la práctica la ley y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. El que se concentra en la ley perfecta, la de la libertad, y es constante, no para oír y olvidarse, sino para ponerla por obra, éste será dichoso al practicarla. 

RESPONSORIO BREVE

V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

LUCAS 1, 46-55
CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

PRECES

Que en todo sea glorificado el nombre del Señor, que atiende a su pueblo elegido con infinito amor. A él suba nuestra oración:

Muestra, Señor, tu caridad.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia:
–guárdala de todo mal y haz que crezca en tu amor.

Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como el único Dios verdadero,
–y a Jesucristo como el Salvador que tú has enviado.

A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes, 
–y que tu bondad les dé la vida eterna.

Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren:
–alivia sus dificultades y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

En tu misericordia, acoge a los que hoy han muerto
–y dales posesión de tu reino.

Unidos fraternalmente, como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro Padre común: 

Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Señor, Dios salvador nuestro, danos tu ayuda, para que siempre deseemos las obras de la luz y realicemos la verdad: así los que de ti hemos nacido como hijos de la luz seremos tus testigos ante los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

14 de enero de 2015



COMPLETAS

ORACIÓN ANTES DEL DESCANSO NOCTURNO EN EL MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DEL TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

HIMNO

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

SALMO 30, 2-6
SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;

ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirígeme y guíame:
sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.

En tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás;

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve.

Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor.

SALMO 129
DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR.

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor.

LECTURA BREVE

Efesios 4,26-27
No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32
CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

BENDICIÓN

V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado.

Bajo tu amparo nos acogemos
Madre del Redentor, virgen fecunda
Salve, Reina de los cielos
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muestranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!




LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

14 de enero de 2015



OFICIO DE LECTURA

MIÉRCOLES DE LA SEMANA I DEL TIEMPO ORDINARIO

Del miércoles del Salterio
FERIA

INVOCACIÓN INICIAL

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Antífona: Adoremos a Dios, porque él nos ha creado.

[ver salmo]     [no ver salmo]



Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien:

Con entrega, Señor, a ti venimos,
escuchar tu palabra deseamos;
que el Espíritu ponga en nuestros labios
la alabanza al Padre de los cielos.

Se convierta en nosotros la palabra
en la luz que a los hombres ilumina,
en la fuente que salta hasta la vida,
en el pan que repara nuestras fuerzas;

en el himno de amor y de alabanza
que se canta en el cielo eternamente,
y en la carne de Cristo se hizo canto
de la tierra y del cielo juntamente.

Gloria a ti, Padre nuestro, y a tu Hijo,
el Señor Jesucristo, nuestro hermano,
y al Espíritu Santo, que, en nosotros,
glorifica tu nombre por los siglos. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.

SALMO 17 - I
ACCIÓN DE GRACIA, DESPUÉS DE LA VICTORIA
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; 
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. 
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, 
mi fuerza salvadora, mi baluarte. 
Invoco al Señor de mi alabanza 
y quedo libre de mis enemigos. 

Me cercaban olas mortales, 
torrentes destructores me aterraban, 
me envolvían las redes del abismo, 
me alcanzaban los lazos de la muerte. 

En el peligro invoqué al Señor, 
grité a mi Dios: 
desde su templo él escuchó mi voz, 
y mi grito llegó a sus oídos. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza.

Antífona 2: El Señor me libró porque me amaba.

SALMO 17 - II
ACCIÓN DE GRACIA, DESPUÉS DE LA VICTORIA
Entonces tembló y retembló la tierra, 
vacilaron los cimientos de los montes, 
sacudidos por su cólera; 
de su nariz se alzaba una humareda, 
de su boca un fuego voraz. 
y lanzaba carbones ardiendo. 

Inclinó el cielo y bajó 
con nubarrones debajo de sus pies; 
volaba a caballo de un querubín 
cerniéndose sobre las alas del viento, 
envuelto en un manto de oscuridad; 

Como un toldo, lo rodeaban 
oscuro aguacero y nubes espesas; 
al fulgor de su presencia, las nubes 
se deshicieron en granizo y centellas; 

y el Señor tronaba desde el cielo, 
el Altísimo hacía oír su voz: 
disparando sus saetas, los dispersaba, 
y sus contínuos relámpagos los enloquecían. 

El fondo del mar apareció, 
y se vieron los cimientos del orbe, 
cuando tú, Señor, lanzaste un bramido, 
con tu nariz resoplando de cólera. 

Desde el cielo alargó la mano y me agarró, 
me sacó de las aguas caudalosas, 
me libró de un enemigo poderoso, 
de adversarios más fuertes que yo. 

Me acosaban el día funesto, 
pero el Señor fue mi apoyo: 
me sacó a un lugar espacioso, 
me libró porque me amaba. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 2: El Señor me libró porque me amaba.

Antífona 3: Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.

SALMO 17 - III
ACCIÓN DE GRACIA, DESPUÉS DE LA VICTORIA
El Señor retribuyó mi justicia, 
retribuyó la pureza de mis manos, 
porque seguí los caminos del Señor 
y no me rebelé contra mi Dios; 
porque tuve presentes sus mandamientos 
y no me aparté de sus preceptos; 

Le fui enteramente fiel, 
guardándome de toda culpa; 
el Señor retribuyó mi justicia, 
la pureza de mis manos en su presencia. 

Con el fiel, tú eres fiel; 
con el íntegro, tú eres íntegro; 
con el sincero, tú eres sincero; 
con el astuto, tú eres sagaz. 
Tú salvas al pueblo afligido 
y humillas los ojos soberbios. 

Señor, tú eres mi lámpara; 
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas. 
Fiado en ti, me meto en la refriega, 
fiado en mi Dios, asalto la muralla. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 3: Señor, tú eres mi lámpara, tú alumbras mis tinieblas.

VERSÍCULO

V. Todos quedaban maravillados.
R. De las palabras que salían de la boca de Dios.

PRIMERA LECTURA

De la carta a los Romanos 2, 1-16
EL JUSTO JUICIO DE DIOS

No tienes ninguna excusa, tú, hombre, quienquiera que seas, que te haces el juez: en aquello mismo en que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque haces eso mismo que condenas. Por otra parte, sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que cometen tales pecados. Y tú, que condenas a quienes tal hacen y, con todo, lo haces tú mismo, ¿piensas escapar del juicio de Dios? ¿O es que desprecias las riquezas de su bondad, de su paciencia y de su longanimidad, no reconociendo que esta bondad de Dios quiere llevarte al arrepentimiento?

Por tu obstinación y por la impenitencia de tu corazón, vas almacenando cólera divina para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios. Él dará a cada uno según sus obras: vida eterna a cuantos, perseverando en el bien obrar, buscan la gloria, el honor y la inmortalidad; pero ira e indignación a los contumaces que se rebelan contra la verdad y se someten al mal. Tribulación y angustia para cuantos obran la maldad, primero para el judío, luego para el gentil; pero gloria, honor y paz para todos cuantos obran el bien, primero para el judío, y luego para el gentil. En Dios no hay acepción de personas.

Todos los que pecaron sin conocer la ley perecerán sin la ley; y cuantos pecaron con conocimiento de la ley serán juzgados por la ley. Porque no los que escuchan la explicación de la ley son justos ante Dios; sino que serán justificados aquellos que la pongan en práctica. Y así es. Los gentiles, que no tienen ley, cuando, guiados por la razón, cumplen los preceptos de la ley, ellos mismos, sin tenerla, son ley para sí: ellos mismos demuestran la realidad de la ley escrita en sus corazones, cuando su conciencia les da testimonio de ello, y cuando sus dictámenes van proponiendo censuras o hasta mutuos elogios.

Todo esto lo veremos el día en que Dios por medio de Jesucristo, conforme a mi mensaje evangélico, juzgue las acciones ocultas de los hombres.

RESPONSORIO


R. ¿Es que desprecias tú, hombre, las riquezas de la bondad de Dios, de su paciencia y de su longanimidad, no reconociendo que esta bondad de Dios quiere llevarte al arrepentimiento? Por tu obstinación y por la impenitencia de tu corazón, * vas almacenando cólera divina para el día del justo juicio de Dios.
V. Tan grande como su compasión es su escarmiento; cada uno recibirá según sus obras.
R. Vas almacenando cólera divina para el día del justo juicio de Dios.

SEGUNDA LECTURA

Del tratado de san Ireneo, obispo, contra las herejías (Libro 4, 6, 3. 5. 6. 7: SC 100, 442. 446. 448-454)
EL PADRE ES CONOCIDO POR LA MANIFESTACIÓN DEL HIJO

Nadie puede conocer al Padre sin el Verbo de Dios, esto es, si no se lo revela el Hijo, ni conocer al Hijo sin el beneplácito del Padre. El Hijo es quien cumple este beneplácito del Padre; el Padre, en efecto, envía, mientras que el Hijo es enviado y viene. Y el Padre, aunque invisible e inconmensurable por lo que a nosotros respecta, es conocido por su Verbo, y, aunque inexplicable, el mismo Verbo nos lo ha expresado. Recíprocamente, sólo el Padre conoce a su Verbo; así nos lo ha enseñado el Señor. Y, por esto, el Hijo nos revela el conocimiento del Padre por la manifestación de sí mismo, ya que el Padre es conocido por la manifestación del Hijo: todo es manifestado por obra del Verbo.

Para esto el Padre reveló al Hijo, para darse a conocer a todos a través de él, y para que todos los que creyesen en él mereciesen ser recibidos en la incorrupción y en el lugar del eterno consuelo (porque creer en él es hacer su voluntad).

Ya por el mismo hecho de la creación, el Verbo revela a Dios creador; por el hecho de la existencia del mundo, al Señor que lo ha fabricado; por la materia modelada; al Artífice que la ha modelado y, a través del Hijo, al Padre que lo ha engendrado. Sobre esto hablan todos de manera semejante, pero no todos creen de manera semejante. También el Verbo se anunciaba a sí mismo y al Padre a través de la ley y de los profetas; y todo el pueblo lo oyó de manera semejante, pero no todos creyeron de manera semejante. Y el Padre se mostró a sí mismo, hecho visible y palpable en la persona del Verbo, aunque no todos creyeron por igual en él; sin embargo, todos vieron al Padre en la persona del Hijo, pues la realidad invisible que veían en el Hijo era el Padre, y la realidad visible en la que veían al Padre era el Hijo.

El Hijo, pues, cumpliendo la voluntad del Padre, lleva a perfección todas las cosas desde el principio hasta el fin y sin él nadie puede conocer a Dios. El conocimiento del Padre es el Hijo, y el conocimiento del Hijo está en poder del Padre y nos lo comunica por el Hijo. En este sentido decía el Señor: Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Las palabras se lo quiera revelar no tienen sólo un sentido futuro, como si el Verbo hubiese empezado a manifestar al Padre al nacer de María, sino que tienen un sentido general que se aplica a todo tiempo. En efecto, el Padre es revelado por el Hijo, presente ya desde el comienzo en la creación, a quienes quiere el Padre, cuando quiere y como quiere el Padre. Y, por esto, en todas las cosas y a través de todas las cosas, hay un solo Dios Padre, un solo Verbo, el Hijo, y un solo Espíritu, como hay también una sola salvación para todos los que creen en él.

RESPONSORIO


R. Nadie ha visto jamás a Dios; * el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
V. Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.
R. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.


ORACIÓN


Muéstrate propicio, Señor, a los deseos y plegarias de tu pueblo; danos luz para conocer tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.


CONCLUSIÓN


V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.