LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
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27 de julio de 2015VÍSPERASLUNES DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIODel lunes I del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya HIMNO Libra mis ojos de la muerte; dales la luz que es su destino. Yo, como el ciego del camino, pido un milagro para verte. Haz de esta piedra de mis manos una herramienta constructiva; cura su fiebre posesiva y ábrela al bien de mis hermanos. Que yo comprenda, Señor mío, al que se queja y retrocede; que el corazón no se me quede desentendidamente frío. Guarda mi fe del enemigo ¡tantos me dicen que estás muerto! Tú que conoces el desierto, dame tu mano y ven conmigo. Amén. SALMODIA Antífona 1: El Señor se complace en los justos. SALMO 10 EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO Al Señor me acojo, ¿por qué me decís: "escapa como un pájaro al monte, porque los malvados tensan el arco, ajustan las saetas a la cuerda, para disparar en la sombra contra los buenos? Cuando fallan los cimientos, ¿qué podrá hacer el justo?" Pero el Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en el cielo, sus ojos están observando, sus pupilas examinan a los hombres. El Señor examina a inocentes y culpables, y al que ama la violencia El lo odia. Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre, les tocará en suerte un viento huracanado. Porque el Señor es justo y ama la justicia: los buenos verán su rostro. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: El Señor se complace en los justos. Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. SALMO 14 ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR? Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo? El que procede honradamente y práctica la justicia, el que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua, el que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor, el que no retracta lo que juró aún en daño propio, el que no presta dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Antífona 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado. CÁNTICO: EFESIOS 1, 3-10 MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante El por el amor. El nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado. LECTURA BREVE Colosenses 1, 9b-11 Conseguid un conocimiento perfecto de la voluntad de Dios, con toda sabiduría e inteligencia espiritual. De esta manera, vuestra conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificaréis en toda clase de obras buenas y aumentará vuestro conocimiento de Dios. El poder de su gloria os dará fuerza para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría. RESPONSORIO BREVE V. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. R. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. V. Yo dije: Señor, ten misericordia. R. Porque he pecado contra ti. V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo R. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación. LUCAS 1, 46-55 CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque Dios ha mirado mi humillación. PRECES Demos gracias a Dios, nuestro Padre, que recordando siempre su santa alianza, no cesa de bendecirnos, y digámosle con ánimo confiado: Favorece a tu pueblo, Señor. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice a tu heredad. Congrega en la unidad a todos los cristianos: para que el mundo crea en Cristo, tu enviado. Derrama tu gracia sobre nuestros familiares y amigos: que encuentren en ti, Señor, su verdadera felicidad. Muestra tu amor a los agonizantes: que puedan contemplar tu salvación. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Ten piedad de los que han muerto y acógelos en el descanso de Cristo. Terminemos nuestra oración con las palabras que nos enseñó Cristo: PADRE NUESTRO Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén. ORACIÓN Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda siempre a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. |
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27 de julio de 2015COMPLETASORACIÓN ANTES DEL DESCANSO NOCTURNO EN EL LUNES DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIOINVOCACIÓN INICIALV. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HIMNO Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Antífona 1: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia. SALMO 85 ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES. Inclina tu oído, Señor; escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti. Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti; porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. En el día del peligro te llamo, y tú me escuchas. No tienes igual entre los dioses, Señor, ni hay obras como las tuyas. Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor; bendecirán tu nombre: «Grande eres tú, y haces maravillas; tú eres el único Dios.» Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad; mantén mi corazón entero en el temor de tu nombre. Te alabaré de todo corazón, Dios mío; daré gloria a tu nombre por siempre, por tu grande piedad para conmigo, porque me salvaste del abismo profundo. Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí, una banda de insolentes atenta contra mi vida, sin tenerte en cuenta a ti. Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal, mírame, ten compaSion de mí. Da fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu esclava; dame una señal propicia, que la vean mis adversarios y se avergüencen, porque tú, Señor, me ayudas y consuelas. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 1: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia. LECTURA BREVE 1 Tesalonicenses 5, 9-10 Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. BENDICIÓN V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R.Amén. ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado. Bajo tu amparo nos acogemos Madre del Redentor, virgen fecunda Salve, Reina de los cielos Dios te salve, Reina y Madre de misericordia Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muestranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! |
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27 de julio de 2015OFICIO DE LECTURALUNES DE LA SEMANA XVII DEL TIEMPO ORDINARIODel lunes I del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Antífona: Entremos a la presencia del Señor dándole gracias [ver salmo] [no ver salmo] Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. HIMNO Dios de la tierra y del cielo, que, por dejarlas más claras, las grandes aguas separas, pones un límite al cielo. Tú que das cauce al riachuelo y alzas la nube a la altura, tú que, en cristal de frescura, sueltas las aguas del río sobre las tierras de estío, sanando su quemadura, danos tu gracia, piadoso, para que el viejo pecado no lleve al hombre engañado a sucumbir a su acoso. Hazlo en la fe luminoso, alegre en la austeridad, y hágalo tu claridad salir de sus vanidades; dale, Verdad de verdades, el amor a tu verdad. Amén. SALMODIA Antífona 1: Sálvame, Señor, por tu misericordia.SALMO 6 ORACIÓN DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS Señor, no me corrijas con ira, no me castigues con cólera. Misericordia, Señor, que desfallezco; cura, Señor, mis huesos dislocados. Tengo el alma en delirio, y tú, Señor, ¿hasta cuando? Vuélvete, Señor, liberta mi alma, sálvame por tu misericordia. Porque en el reino de la muerte nadie te invoca, y en el abismo, ¿quién te alabará? Estoy agotado de gemir: de noche lloro sobre el lecho, riego mi cama con lágrimas. Mis ojos se consumen irritados, envejecen por tantas contradicciones. Apartaos de mí, los malvados, porque el Señor ha escuchado mis sollozos; el Señor ha escuchado mi súplica, el Señor ha aceptado mi oración. Que la vergüenza abrume a mis enemigos, que avergonzados huyan al momento. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Sálvame, Señor, por tu misericordia. Antífona 2: El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro. SALMO 9 A - I ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA Te doy gracias, Señor, de todo corazón, proclamando todas tus maravillas; me alegro y exulto contigo, y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. Porque mis enemigos retrocedieron, cayeron y perecieron ante tu rostro. Defendiste mi causa y mi derecho, sentado en tu trono como juez justo. Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío y borraste para siempre su apellido. El enemigo acabó en ruina perpetua, arrasaste sus ciudades y se perdió su nombre. Dios está sentado por siempre en el trono que ha colocado para juzgar. El juzgará el orbe con justicia y regirá las naciones con rectitud. El será refugio del oprimido, su refugio en los momentos de peligro. Confiarán en ti los que conocen tu nombre, porque no abandonas a los que te buscan. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro. Antífona 3: Narraré tus hazañas en las puertas de Sión. SALMO 9 A - II ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA Tañed en honor del Señor, que reside en Sion; narrad sus hazañas a los pueblos; él venga la sangre, él recuerda y no olvida los gritos de los humildes. Piedad, Señor; mira como me afligen mis enemigos; levántame del umbral de la muerte, para que pueda proclamar tus alabanzas y gozar de tu salvación en las puertas de Sion. Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron, su pie quedó prendido en la red que escondieron. El Señor apareció para hacer justicia, y se enredó el malvado en sus propias acciones. Vuelvan al abismo los malvados, los pueblos que olvidan a Dios. El no olvida jamás al pobre, ni la esperanza del humilde perecerá. Levántate, Señor, que el hombre no triunfe: sean juzgados los gentiles en tu presencia. Señor, infúndeles terror, y aprendan los pueblos que no son más que hombres. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Narraré tus hazañas en las puertas de Sión. VERSÍCULO V. Enséñame a cumplir tu voluntad. R. Y a guardarla de todo corazón. PRIMERA LECTURA Comienza la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-17 SALUDO Y ACCIÓN DE GRACIAS Pablo, esclavo de Jesucristo, convocado para ser apóstol y elegido para anunciar la Buena Nueva de Dios, que ya antes había él prometido, por medio de los profetas en las sagradas Escrituras, acerca de su Hijo, nacido de la descendencia de David, sometido a la fragilidad humana, y, desde su resurrección de entre los muertos, constituido Hijo de Dios con poder, por la acción del espíritu de santidad: él, Jesús, Mesías, nuestro Señor, por quien hemos recibido la gracia y el apostolado, para predicar la sumisión a la fe a todos los gentiles para gloria de su nombre, entre los cuales os contáis también vosotros, los convocados de Jesús, del Mesías: Desea la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, a cuantos estáis en Roma, amados de Dios, asamblea santa. Ante todo, doy gracias a mi Dios, por medio de Jesucristo, por todos vosotros, porque vuestra fe es celebrada en todo el mundo. Dios, a quien sirvo con toda mi alma, anunciando el mensaje evangélico de su Hijo, me es testigo de cómo sin cesar hago memoria de vosotros en todas mis oraciones, pidiendo que, por fin, alguna vez me allane el camino, para que, si ésta es su voluntad, pueda ir a visitaros. A la verdad, tengo deseos de veros para comunicaros algún don sobrenatural para robustecimiento de vuestra fe o, mejor dicho, para alcanzar yo en vuestra compañía nuevos ánimos en la profesión de nuestra común fe. No quisiera, hermanos, que desconocieseis que me he propuesto muchas veces ir a visitaros —hasta ahora he tropezado siempre con alguna dificultad— para recoger también entre vosotros algún fruto, lo mismo que entre los demás gentiles. Me debo tanto a griegos como a bárbaros, lo mismo a sabios que a ignorantes. De aquí mi empeño en predicar el Evangelio también a vosotros, los que estáis en Roma. Pues no me avergüenzo del Evangelio; es, en verdad, poder de Dios para salvación de todo el que crea, primero de los judíos y luego de los gentiles. Pues la justicia de Dios se revela en él de fe a fe, según está escrito: «El justo vivirá por la fe.» RESPONSORIO R. Jesucristo Señor nuestro, nacido de la descendencia de David, sometido a la fragilidad humana, fue, desde su resurrección de entre los muertos, *constituido Hijo de Dios con poder, por la acción del Espíritu de santidad. V. Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. R. Constituido Hijo de Dios con poder, por la acción del Espíritu de santidad. SEGUNDA LECTURA De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios (Caps. 59, 2-60, 4; 61, 3: Funk 1,135-141) EL VERBO DE DIOS, FUENTE DE SABIDURÍA CELESTIAL No cesamos de pedir y de rogar para que el Artífice de todas las cosas conserve íntegro en todo el mundo el número de sus elegidos, por mediación de su amado siervo Jesucristo, por quien nos llamó de las tinieblas a la luz, de la ignorancia al conocimiento de la gloria de su nombre. Haz que esperemos en tu nombre, tú que eres el origen de todo lo creado; abre los ojos de nuestro corazón, para que te conozcamos a ti, el solo altísimo en las alturas, el santo que reposa entre los santos; que terminas con la soberbia de los insolentes, que deshaces los planes de las naciones, que ensalzas a los humildes y humillas a los soberbios, que das la pobreza y la riqueza, que das la muerte, la salvación y la vida, el solo bienhechor de los espíritus y Dios de toda carne; tú que sondeas los abismos, que ves todas nuestras acciones, que eres ayuda de los que están en peligro, que eres salvador de los desesperados, que has creado todo ser viviente y velas sobre ellos; tú que multiplicas las naciones sobre la tierra y eliges de entre ellas a los que te aman por Jesucristo, tu Hijo amado, por quien nos has instruido, santificado y honrado. Te pedimos, Señor, que seas nuestra ayuda y defensa. Libra a aquellos de entre nosotros que se hallan en tribulación, compadécete de los humildes, levanta a los caídos, socorre a los necesitados, cura a los enfermos, haz volver a los miembros de tu pueblo que se han desviado; da alimento a los que padecen hambre, libertad a nuestros cautivos, fortaleza a los débiles, consuelo a los pusilánimes; que todos los Pueblos de la tierra sepan que tú eres Dios y no hay otro, y que Jesucristo es tu siervo, y que nosotros somos tu pueblo, el rebaño que tú guías. Tú has dado a conocer la ordenación perenne del mundo, por medio de las fuerzas que obran en él; tú, Señor, pusiste los cimientos de la tierra, tú eres fiel por todas las generaciones, justo en tus juicios, admirable por tu fuerza y magnificencia, sabio en la creación y providente en el gobierno de las cosas creadas, bueno en estos dones visibles y fiel para los que en ti confían, benigno y misericordioso; perdona nuestras iniquidades e injusticias, nuestros pecados y delitos. No tomes en cuenta todos los pecados de tus siervos y siervas, antes purifícanos en tu verdad y asegura nuestros pasos, para que caminemos en la piedad, la justicia y la rectitud de corazón, y hagamos lo que es bueno y aceptable ante ti y ante los que nos gobiernan. Más aún, Señor, ilumina tu rostro sobre nosotros, para que gocemos del bienestar en la paz, para que seamos protegidos con tu mano poderosa, y tu brazo extendido nos libre de todo pecado y de todos los que nos aborrecen sin motivo. Da la concordia y la paz a nosotros y a todos los habitantes del mundo, como la diste a nuestros padres, que piadosamente te invocaron con fe y con verdad. A ti, el único que puedes concedernos estos bienes y muchos más, te ofrecemos nuestra alabanza por Jesucristo, pontífice y abogado de nuestras almas, por quien sea a ti la gloria y la majestad, ahora y por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén. RESPONSORIO R. ¿Qué dios es grande como nuestro Dios? *Tú, ¡oh Dios!, hiciste maravillas. V. Mostraste tu poder a los pueblos; con tu brazo rescataste a tu pueblo. R. Tú, ¡oh Dios!, hiciste maravillas. ORACIÓN Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; aumenta los signos de tu misericordia sobre nosotros, para que, bajo tu dirección, de tal modo nos sirvamos de las cosas pasajeras que por ellas alcancemos con mayor plenitud las eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. |