15 de septiembre de 2014VÍSPERASMEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORESDel común de la Santísima Virgen María. Del lunes IV del SalterioMemoria de Nuestra Señora de los Dolores, que de pie junto a la cruz de Jesús, su Hijo, estuvo íntima y fielmente asociada a su pasión salvadora. Fue la nueva Eva, que por su admirable obediencia contribuyó a la vida, al contrario de lo que hizo la primera mujer, que por su desobediencia trajo la muerte. INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya HIMNO ¡Virgen de vírgenes santas! llore yo con ansias tantas que el llanto dulce me sea; porque su pasión y muerte tenga en mi alma de suerte que siempre sus penas vea. Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more de mi fe y amor indicio; porque me inflame y encienda y contigo me defienda en el día del juicio. Haz que me ampare la muerte de Cristo, cuando en tan fuerte trance vida y alma estén; porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma a su eterna gloria. Amén. SALMODIA Antífona 1: Cristo es nuestra paz, y por la sangre de su cruz nos reconcilió con Dios. SALMO 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David. Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.» Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Cristo es nuestra paz, y por la sangre de su cruz nos reconcilió con Dios. Antífona 2: Acerquémonos a la ciudad del Dios vivo y a Jesús, mediador de la nueva alianza. SALMO 126 EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigilan los centinelas. Es inútil que madruguéis, que veléis hasta muy tarde, que comáis el pan de vuestros sudores: ¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen! La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre: son saetas en mano de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: Acerquémonos a la ciudad del Dios vivo y a Jesús, mediador de la nueva alianza. Antífona 3: Por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención. CÁNTICO: EFESIOS 1, 3-10 MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. El nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante El por el amor. El nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 3: Por Cristo, por su sangre, hemos recibido la redención. LECTURA BREVE 2 Timoteo 2, 10-12a Todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en la incorporación de Cristo Jesús y la gloria eterna. Verdadera es la sentencia que dice: Si hemos muerto con él, viviremos también con él. Si tenemos constancia en el sufrir, reinaremos también con él. RESPONSORIO BREVE V. Junto a la cruz del Señor, estaba santa María, la reina del cielo y señora del mundo. R. Junto a la cruz del Señor, estaba santa María, la reina del cielo y señora del mundo. V. Feliz ella, que, sin morir, mereció la palma del martirio. R. La reina del cielo y señora del mundo. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Junto a la cruz del Señor, estaba santa María, la reina del cielo y señora del mundo. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Viendo a su madre y al discípulo predilecto junto a ella, dijo Jesús a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu Hijo." Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." LUCAS 1, 46-55 CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Viendo a su madre y al discípulo predilecto junto a ella, dijo Jesús a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu Hijo." Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." PRECES Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones, felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo: Mira a la llena de gracia y escúchanos. Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo, haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria. Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores y a todos abudancia de salud y paz. Tú que hiciste de María la llena de gracia, concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres. Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor, y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Tú que coronaste a María como reina del cielo, haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de su reino. Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de bienes al mundo hambriento: Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hagase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo el pan nuestro de cada día danoslo hoy y perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal. ORACIÓN Dios nuestro, que quisiste que la Madre de tu Hijo estuviera a su lado junto a la cruz, participando en sus sufrimientos, concede a tu Iglesia que, asociada con María a la pasión de Cristo, merezca también participar en su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. |