LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
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16 de octubre de 2014VÍSPERASJUEVES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIODel jueves IV del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya HIMNO Por que es tarde, Dios Mío, por que anochece ya y se nuble el camino; por que temo perder las huellas que he seguido, no me dejes tan sola y quédate conmigo. Por que he sido rebelde y he buscado el peligro y escudriñé curiosa las cumbres y el abismo, perdóname, Señor y quédate conmigo. Por que ardo en sed de Ti y en hambre de Tu Trigo, ven, siéntate a mi mesa; dignate ser mi amigo. ¡Qué aprisa cae la tarde! ¡Quédate al fin conmigo! Amén. SALMODIA Antífona 1: Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a salvo. SALMO 143-I ORACIÓN POR LA VICTORIA Y LA PAZ Bendito el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la pelea; mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y mi refugio, que me somete los pueblos. Señor, ¿qué es el hombre para que te fijes en él? ¿qué los hijos de Adán para que pienses en ellos? El hombre es igual que un soplo; sus días, una sombra que pasa. Señor, inclina tu cielo y desciende; toca los montes, y echarán humo; fulmina el rayo y dispérsalos; dispara tus saetas y desbarátalos. Extiende la mano desde arriba: defiéndeme, líbrame de las aguas caudalosas, de la mano de los extranjeros, cuya boca dice falsedades, cuya diestra jura en falso. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Tú eres, Señor, mi bienhechor, y mi refugio donde me pongo a salvo. Antífona 2: Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor. SALMO 143-II ORACIÓN POR LA VICTORIA Y LA PAZ Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes, y salvas a David, tu siervo. Defiéndeme de la espada cruel, sálvame de las manos de extranjeros, cuya boca dice falsedades, cuya diestra jura en falso. Sean nuestros hijos un plantío, crecidos desde su adolescencia; nuestras hijas sean columnas talladas, estructura de un templo. Que nuestros silos estén repletos de frutos de toda especie; que nuestros rebaños a millares se multipliquen en las praderas, y nuestros bueyes vengan cargados; que no haya brechas ni aberturas, ni alarma en nuestras plazas. Dichoso el pueblo que esto tiene, dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor. Antífona 3: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios. CÁNTICO: APOCALIPSIS 11, 17-18; 12, 10B-12A EL JUICIO DE DIOS Gracias te damos, Señor Dios omnipotente, el que eres y el que eras, porque has asumido el gran poder y comenzaste a reinar. Se encolerizaron las gentes, llegó tu cólera, y el tiempo de que sean juzgados los muertos, y de dar el galardón a tus siervos, los profetas, y a los santos y a los que temen tu nombre, y a los pequeños y a los grandes, y de arruinar a los que arruinaron la tierra. Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo; porque fue precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche. Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, y no amaron tanto su vida que temieran la muerte. Por esto, estad alegres, cielos, y los que moráis en sus tiendas. Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, Por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios. LECTURA BREVE Colosenses 1, 23 Permaneced cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que escuchasteis. Es el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo. RESPONSORIO BREVE V. El Señor es mi pastor, nada me falta. R. El Señor es mi pastor, nada me falta. V. En verdes praderas me hace recostar. R. Nada me falta. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. El Señor es mi pastor, nada me falta. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes. LUCAS 1, 46-55 CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes. PRECES Invoquemos a Cristo, luz del mundo y alegría de todo ser viviente, y digámosle confiados: Señor, danos tu luz, la salvación y la paz. Luz indeficiente y palabra eterna del Padre, tú que has venido a salvar a los hombre, ilumina a los catecúmenos de la Iglesia con la luz de tu verdad. No lleves cuenta de nuestros delitos, Señor, pues de ti precede el perdón. Señor, tú que has querido que la inteligencia del hombre investigara los secretos de la naturaleza, haz que la ciencia y las artes contribuyan a tu gloria y al bienestar de todos los hombres. Protege, Señor, a los que se han consagrado en el mundo al servicio de sus hermanos; que con libertad de espíritu y sin desánimo puedan realizar su ideal. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Señor, tú que abres y nadie puede cerrar, ilumina a nuestros difuntos que yacen en tiniebla y en sombra de muerte, y ábreles las puertas de tu reino. Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente no atrevemos a decir: Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hagase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo el pan nuestro de cada día danoslo hoy y perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal. ORACIÓN Acoge benigno, Señor, nuestra súplica vespertina y haz que, siguiendo las huellas de tu Hijo, fructifiquemos con perseverancia en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. |
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16 de octubre de 2014COMPLETASJUEVES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIOINVOCACIÓN INICIALV. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HIMNO Se inclina ya mi frente, sellado está el trabajo; Señor, tu pecho sea la gracia del descanso. Mis ojos se retiran, la voz deja su canto, pero el amor enciende su lámpara velando. Lucero que te fuiste, con gran amor amado, en tu gloria dormimos y en sueños te adoramos. Amén. SALMODIA Antífona 1: Mi carne descansa serena. SALMO 15 EL SEÑOR ES EL LOTE DE MI HEREDAD Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: "Tú eres mi bien". Los dioses y señores de la tierra no me satisfacen. Multiplican las estatuas de dioses extraños; no derramaré sus libaciones con mis manos, ni tomaré sus nombres en mis labios. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano: me ha tocado un lote hermoso, me encanta mi heredad. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Mi carne descansa serena. LECTURA BREVE 1 Tesalonicenses 5, 23 Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente, y que todo vuestro espíritu, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. BENDICIÓN V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R.Amén. ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado. Bajo tu amparo nos acogemos Madre del Redentor, virgen fecunda Salve, Reina de los cielos Dios te salve, Reina y Madre de misericordia Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muestranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! |
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16 de octubre de 2014OFICIO DE LECTURAJUEVES DE LA SEMANA XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIOSemana IV del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día: V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. Se añade el Salmo del Invitatorio [Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23], con la siguiente antífona: Antífona: Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones. Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. HIMNO Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien: Señor, ¿a quién iremos, si tú eres la Palabra? A la voz de tu aliento se estremeció la nada; la hermosura brilló y amaneció la gracia. Señor, ¿a quién iremos, si tu voz no nos habla? Nos hablas en las voces de tu voz semejanza: en los goces pequeños y en las angustias largas. Señor, ¿a quién iremos, si tú eres la Palabra? En los silencios íntimos donde se siente el alma, tu clara voz creadora despierta la nostalgia. ¿A quién iremos, Verbo, entre tantas palabras? Al golpe de la vida, perdemos la esperanza; hemos roto el camino y el roce de tu planta. ¿A dónde iremos, dinos, Señor, si no nos hablas? ¡Verbo del Padre, Verbo de todas las mañanas, de las tardes serenas, de las noches cansadas! ¿A dónde iremos, Verbo, si tú eres la Palabra? Amén. Antífona 1: No fue su brazo el que les dio la victoria, sino tu diestra y la luz de tu rostro. SALMO 43 - I ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS ¡Oh Dios!, nuestros oídos lo oyeron, nuestros padres nos lo han contado: la obra que realizaste en sus días, en los años remotos. Tú mismo, con tu mano, desposeíste a los gentiles, y los plantaste a ellos; trituraste a las naciones, y los hiciste crecer a ellos. Porque no fue su espada la que ocupó la tierra, ni su brazo el que les dio la victoria; sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro, porque tú los amabas. Mi rey y mi Dios eres tú, que das la victoria a Jacob: con tu auxilio embestimos al enemigo, en tu nombre pisoteamos al agresor. Pues yo no confío en mi arco, ni mi espada me da la victoria; tú nos das la victoria sobre el enemigo y derrotas a nuestros adversarios. Dios ha sido siempre nuestro orgullo, y siempre damos gracias a tu nombre. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: No fue su brazo el que les dio la victoria, sino tu diestra y la luz de tu rostro. Antífona 2: No apartará el Señor su rostro de vosotros, si os convertís a él. SALMO 43 - II ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas, y ya no sales, Señor, con nuestras tropas: nos haces retroceder ante el enemigo, y nuestro adversario nos saquea. Nos entregas como ovejas a la matanza y nos has dispersado por las naciones; vendes a tu pueblo por nada, no lo tasas muy alto. Nos haces el escarnio de nuestros vecinos, irrisión y burla de los que nos rodean; nos has hecho el refrán de los gentiles, nos hacen muecas las naciones. Tengo siempre delante mi deshonra, y la vergüenza me cubre la cara al oír insultos e injurias, al ver a mi rival y a mi enemigo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: No apartará el Señor su rostro de vosotros, si os convertís a él. Antífona 3: Levántate, Señor, no nos rechaces más. SALMO 43 - III ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS Todo esto nos viene encima, sin haberte olvidado ni haber violado tu alianza, sin que se volviera atrás nuestro corazón ni se desviaran de tu camino nuestros pasos; y tú nos arrojaste a un lugar de chacales y nos cubriste de tinieblas. Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios y extendido las manos a un dios extraño, el Señor lo habría averiguado, pues él penetra los secretos del corazón. Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza. Despierta, Señor, ¿por qué duermes? Levántate, no nos rechaces más. ¿Por qué nos escondes tu rostro y olvidas nuestra desgracia y opresión? Nuestro aliento se hunde en el polvo, nuestro vientre está pegado al suelo. Levántate a socorrernos, redímenos por tu misericordia. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Levántate, Señor, no nos rechaces más. VERSÍCULO V. Haz brillar tu rostro, Señor, sobre tu siervo. R. Enséñame tus leyes. PRIMERA LECTURA Del libro de Ben Sirá 16, 24-27,12 EL HOMBRE CUMBRE DE LA CREACIÓN Escuchadme y aprended sabiduría, prestad atención a mis palabras, voy a exponer con ponderación mi pensamiento y con modestia mi doctrina. Cuando al principio creó Dios sus obras y las hizo existir, les asignó sus funciones; determinó para siempre su actividad y sus dominios por todas las edades; no desfallecen ni se cansan ni faltan a su obligación. Ninguna estorba a su compañera, nunca desobedecen las órdenes de Dios. Después el Señor se fijó en la tierra la colmó de sus bienes; cubrió su faz con toda clase de vivientes, que han de volver a ella. El Señor formó al hombre de tierra y le hizo volver de nuevo a ella; le concedió un plazo de días contados y le dio dominio sobre la tierra; lo revistió de un poder como el suyo y lo hizo a su propia imagen; impuso su temor a todo viviente, para que dominara a bestias y aves. Les formó boca, lengua, ojos, oídos y mente para entender; los colmó de inteligencia y sabiduría y les enseñó el bien y el mal; les mostró sus maravillas, para que se fijaran en ellas, para que alaben el santo nombre y cuenten sus grandes hazañas. Les concedió inteligencia y en herencia una ley que da vida; hizo con ellos alianza eterna enseñándoles sus mandamientos. Sus ojos vieron la grandeza de su gloria, y sus oídos oyeron la majestad de su voz. Les ordenó abstenerse de toda idolatría y les dio preceptos acerca del prójimo. RESPONSORIO R. El primer hombre, hecho de tierra, era terreno; el segundo es del cielo. * Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos también imagen del hombre celestial. V. El Señor formó al hombre de tierra y lo hizo a su propia imagen. R. Nosotros, que somos imagen del hombre terreno, seremos, también imagen del hombre celestial. SEGUNDA LECTURA De los tratados de san Agustín, obispo, sobre el evangelio de san Juan (Tratado 26, 4-6: CCL 36, 261-263) YO SALVARÉ A MI PUEBLO Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre. No vayas a creer que eres atraído contra tu voluntad; el alma es atraída también por el amor. Ni debemos temer el reproche que, en razón de estas palabras evangélicas de la Escritura, pudieran hacernos algunos hombres, los cuales, fijándose sólo en la materialidad de las palabras, están muy ajenos al verdadero sentido de las cosas divinas. En efecto, tal vez nos dirán: "¿Cómo puedo creer libremente si soy atraído?", Y yo les respondo: "Me parece poco decir que somos atraídos libremente; hay que decir que somos atraídos incluso con placer." ¿Qué significa ser atraídos con placer? Sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón. Existe un apetito en el alma al que este pan del cielo le sabe dulcísimo. Por otra parte, si el poeta pudo decir: "Cada cual va en pos de su apetito", no por necesidad, sino por placer, no por obligación, sino por gusto, ¿no podremos decir nosotros, con mayor razón, que el hombre se siente atraído por Cristo si sabemos que el deleite del hombre es la verdad, la justicia, la vida sin fin, y todo esto es Cristo? ¿Acaso tendrán los sentidos su deleite y dejará de tenerlos el alma? Si el alma no tuviera sus deleites, ¿cómo podría decirse: Los humanos se acogen a la sombra de tus alas; se nutren de lo sabroso de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias, porque en ti está la fuente viva, y tu luz nos hace ver la luz? Preséntame un corazón amante, y comprenderá lo que digo. Preséntame un corazón inflamado en deseos, un corazón hambriento, un corazón que, sintiéndose solo y desterrado en este mundo, esté sediento y suspire por las fuentes de la patria eterna, preséntame un tal corazón, y asentirá en lo que digo. Si, por el contrario, hablo a un corazón frío, éste nada sabe, nada comprende de lo que estoy diciendo. Muestra una rama verde a una oveja, y verás cómo atraes a la oveja; enséñale nueces a un niño, y verás cómo lo atraes también, y viene corriendo hacia el lugar a donde es atraído; es atraído por el amor, es atraído sin que se violente su cuerpo, es atraído por aquello que desea. Si, pues, estos objetos, que no son más que deleites y aficiones terrenas, atraen, por su simple contemplación, a los que tales cosas aman, porque es cierto que "cada cual es atraído por su deseo" ¿no va a atraernos Cristo revelado por el Padre? ¿Qué otra cosa desea nuestra alma con más vehemencia que la verdad? ¿De qué otra cosa el hombre está más hambriento? Y ¿para qué desea tener sano el paladar de la inteligencia sino para descubrir y juzgar lo que es verdadero, para comer y beber la sabiduría, la justicia, la verdad y la eternidad? Dichosos, por tanto -dice-, los que tienen hambre y sed de la justicia -entiende, aquí en la tierra-, porque -allí, en el cielo- ellos quedarán saciados. Les doy ya lo que aman, les doy ya lo que desean; después verán aquello en lo que creyeron aun sin haberlo visto; comerán y se saciarán de aquellos bienes de los que estuvieron hambrientos y sedientos. ¿Dónde? En la resurrección de los muertos, porque yo los resucitaré en el último día." RESPONSORIO R. Pedid y se os dará, * pues todo el que pide recibe y el que busca halla y al que llama se le abrirá. V. Cerca está el Señor de los que lo invocan sinceramente. R. Pues todo el que pide recibe y el que busca halla y al que llama se le abrirá. ORACIÓN Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. |