LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
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26 de noviembre de 2014VÍSPERASMIÉRCOLES DE LA SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIODel miércoles II del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya HIMNO Señor, tú eres santo: yo adoro, yo creo; Tu cielo es un libro de páginas bellas, Do en luces tranquilas mi símbolo leo, Que escribe tu mano con signos de estrellas. En vano con sombras el caos se cierra: tú miras al caos, la luz nace entonces; tú mides las aguas que ciñen la tierra, tú mides los siglos que muerden los bronces. El mar a la tierra pregunta tu nombre, la tierra a las aves que tienden su vuelo; las aves lo ignoran; preguntan al hombre, y el hombre lo ignora; pregúntenlo al cielo. EI mar con sus ecos ha siglos que ensaya formar ese nombre, y el mar no penetra misterios tan hondos, muriendo en la playa, sin que oigan los siglos o sílaba o letra. Señor, tú eres santo: yo te amo, yo espero; tus dulces bondades cautivan el alma; mi pecho gastaron con diente de acero los gustos del mundo, vacíos de calma. Concede a mis penas la luz de bonanza, la paz a mis noches, la paz a mis días; tu amor a mi pecho, tu fe y tu esperanza, que es bálsamo puro que al ánima envías. Amén. SALMODIA Antífona 1: Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador. SALMO 61 LA PAZ EN DIOS Sólo en Dios descansa mi alma, porque de él viene mi salvación; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. ¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre todos juntos, para derribarlo como a una pared que cede o a una tapia ruinosa? Sólo piensan en derribarme de mi altura, y se complacen en la mentira: con la boca bendicen, con el corazón maldicen. Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. De Dios viene mi salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio. Pueblo suyo, confiad en él, desahogad ante él vuestro corazón, que Dios es nuestro refugio. Los hombres no son más que un soplo, los nobles son apariencia: todos juntos en la balanza subirían más leves que un soplo. No confiéis en la opresión, no pongáis ilusiones en el robo; y aunque crezcan vuestras riquezas, no les deis el corazón. Dios ha dicho una cosa, y dos cosas que he escuchado: «Que Dios tiene el poder y el Señor tiene la gracia; que tú pagas a cada uno según sus obras.» Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador. Antífona 2: Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga. SALMO 66 QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia; riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman, hasta los confines del orbe. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador. Antífona 3: Todo fue creado por él y para él. CÁNTICO: COLOSENSES 1, 12-20 HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él: Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Todo fue creado por él y para él. LECTURA BREVE 1 Pedro 5, 5b-7 Tened sentimientos de humildad unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, para dar su gracia a los humildes. Inclinaos, pues, bajo la mano poderosa de Dios, para que, a su tiempo, os ensalce. Descargad en él todo vuestro agobio, que él se interesa por vosotros. RESPONSORIO BREVE V. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. V. A la sombra de tus alas escóndenos. R. Como a las niñas de tus ojos. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Haz, Señor; proezas con tu brazo: dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. LUCAS 1, 46-55 CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Haz, Señor; proezas con tu brazo: dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes. PRECES Aclamemos, hermanos, a Dios, nuestro salvador, que se complace en enriquecernos con sus dones, y digámosle con fe: Multiplica la gracia y la paz, Señor. Dios eterno, mil años en tu presencia son como un ayer que pasó; –ayúdanos a recordar siempre que nuestra vida es como hierba que florece por la mañana, y por la tarde se seca. Alimenta a tu pueblo con el maná, para que no perezca de hambre, –y dale el agua viva, para que nunca más tenga sed. Que tus fieles busquen los bienes de arriba y aspiren a ellos, –y te glorifiquen también con su trabajo y su descanso. Concede, Señor, buen tiempo a las cosechas, –para que la tierra dé fruto abundante. Se pueden añadir algunas intenciones libres. Que los difuntos puedan contemplar tu faz, –y que nosotros tengamos un día parte en su felicidad. Confiemos nuestras súplicas a Dios, nuestro Padre, terminando esta oración con las palabras que el Señor nos enseñó: Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hagase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo el pan nuestro de cada día danoslo hoy y perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal. ORACIÓN Envía, Señor, a nuestros corazones la abundancia de tu luz, para que, avanzando siempre por el camino de tus mandatos, nos veamos libres de todo error. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. |
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26 de noviembre de 2014COMPLETASORACIÓN ANTES DEL DESCANSO NOCTURNO EN EL MIÉRCOLES DE LA SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIOINVOCACIÓN INICIALV. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HIMNO Cuando la luz del sol es ya poniente, gracias, Señor, es nuestra melodía; recibe, como ofrenda, amablemente, nuestro dolor, trabajo y alegría. Si poco fue el amor en nuestro empeño de darle vida al día que fenece, convierta en realidad lo que fue un sueño tu gran amor que todo lo engrandece. Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte de pecadora en justa, e ilumina la senda de la vida y de la muerte del hombre que en la fe lucha y camina. Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza la noche oscura sobre nuestro día, concédenos la paz y la esperanza de esperar cada noche tu gran día. Amén. SALMODIA Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. SALMO 30, 2-6 SÚPLICA CONFIADA Y ACCIÓN DE GRACIAS A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 1: Sé tú, Señor, la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve. Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor. SALMO 129 DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR. Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 2: Desde lo hondo a ti grito, Señor. LECTURA BREVE Efesios 4,26-27 No lleguéis a pecar; que la puesta del sol no os sorprenda en vuestro enojo. No dejéis lugar al diablo. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN Señor Jesucristo, tú que eres manso y humilde de corazón ofreces a los que vienen a ti un yugo llevadero y una carga ligera; dígnate, pues, aceptar los deseos y las acciones del día que hemos terminado: que podamos descansar durante la noche para que así, renovado nuestro cuerpo y nuestro espíritu, perseveremos constantes en tu servicio. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. BENDICIÓN V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R.Amén. ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado. Bajo tu amparo nos acogemos Madre del Redentor, virgen fecunda Salve, Reina de los cielos Dios te salve, Reina y Madre de misericordia Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muestranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! |
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26 de noviembre de 2014OFICIO DE LECTURAMIÉRCOLES DE LA SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIODel miércoles II del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Antífona: Aclama al Señor, tierra entera,servid al Señor con alegría. [ver salmo] [no ver salmo] Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. HIMNO Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien: Pues busco, debo encontrar; pues llamo, débenme abrir; pues pido, me deben dar; pues amo, débenme amar aquel que me hizo vivir. ¿Calla? Un día me hablará. ¿Pasa? No lejos irá. ¿Me pone a prueba? Soy fiel. ¿Pasa? No lejos irá: pues tiene alas mi alma, y va volando detrás de él. Es poderoso, mas no podrá mi amor esquivar; invisible se volvió, mas ojos de lince yo tengo y le habré de mirar. Alma, sigue hasta el final en pos del Bien de los bienes, y consuélate en tu mal pensando con fe total: ¿Le buscas? ¡Es que lo tienes! Amén SALMODIA Antífona 1: También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la redención de nuestro cuerpo.SALMO 38 - I SÚPLICA DE UN ENFERMO Yo me dije: "vigilaré mi proceder, para que no se me vaya la lengua; pondré una mordaza a mi boca mientras el impío esté presente". Guardé silencio resignado, no hablé con ligereza; pero mi herida empeoró, y el corazón me ardía por dentro; pensándolo me requemaba, hasta que solté la lengua. Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida de mis años, para que comprenda lo caduco que soy". Me concediste un palmo de vida, mis días son nada ante ti; el hombre no dura más que un soplo, el hombre pasa como una sombra, por un soplo se afana, atesora sin saber para quien. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: También nosotros gemimos en nuestro interior, aguardando la redención de nuestro cuerpo. Antífona 2: Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto. SALMO 38 - II SÚPLICA DE UN ENFERMO Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Tú eres mi confianza. Líbrame de mis inquietudes, no me hagas la burla de los necios. Enmudezco, no abro la boca, porque eres tú quien lo ha hecho. Aparta de mí tus golpes, que el ímpetu de tu mano me acaba. Escarmientas al hombre castigando su culpa; como una polilla roes sus tesoros; el hombre no es más que un soplo. Escucha, Señor, mi oración, haz caso de mis gritos, no seas sordo a mi llanto; porque yo soy huésped tuyo, forastero como todos mis padres. Aplácate, dame respiro, antes de que pase y no exista. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: Escucha, Señor, mi oración: no seas sordo a mi llanto. Antífona 3: Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás. SALMO 51 CONTRA LA VIOLENCIA DE LOS CALUMNIADORES ¿Por qué te glorías de la maldad y te envalentonas contra el piadoso? Estás todo el día maquinando injusticias, tu lengua es navaja afilada, autor de fraudes; prefieres el mal al bien, la mentira a la honradez; prefieres las palabras corrosivas, lengua embustera. Pues Dios te destruirá para siempre, te abatirá y te barrerá de tu tienda; arrancará tus raíces del suelo vital. Lo verán los justos, y temerán, y se reirán de él: "mirad al valiente que no puso en Dios su apoyo, confió en sus muchas riquezas, se insolentó en sus crímenes". Pero yo, como verde olivo, en la casa de Dios, confío en la misericordia de Dios por siempre jamás. Te daré siempre gracias porque has actuado; proclamaré delante de tus fieles: "Tu nombre es bueno". Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Yo confío en la misericordia del Señor por siempre jamás. VERSÍCULO V. Mi alma espera en el Señor. R. Espera en su palabra. PRIMERA LECTURA Del libro del profeta Daniel 8, 1-26 VISIÓN DEL CARNERO Y DEL MACHO CABRÍO. VICTORIA Y DESTRUCCIÓN DE LOS REYES GRIEGOS El año tercero del rey Baltasar, yo, Daniel, tuve otra visión (después de la que ya había tenido). Me vino la visión estando yo en Susa, capital de la provincia de Elam, mientras me encontraba junto al río Ulay. Alcé la vista y vi junto al río, en pie, un carnero de altos cuernos, uno más alto y detrás del otro. Vi que el carnero embestía a poniente, a norte y a sur, y no había fiera que le resistiera ni quien se librase de su poder; hacía lo que quería, alardeando. Mientras yo reflexionaba, apareció un macho cabrío que venía de poniente, atravesando toda la tierra sin tocar el suelo; tenía un cuerno entre los ojos. Se acercó al carnero de los dos cuernos, que había visto de pie junto al río, y se lanzó contra él furiosamente. Lo vi llegar junto al carnero, revolverse contra él y herirlo; le rompió los dos cuernos, y el carnero quedó sin fuerza para resistir. Lo derribó en tierra y lo pateó, sin que nadie librase al carnero de su poder. Entonces el macho cabrío hizo alarde de su poder. Pero, al crecer su poderío, se le rompió el cuerno grande y le salieron en su lugar otros cuatro orientados hacia los cuatro puntos cardinales. De uno de ellos salió otro cuerno pequeño que creció mucho, apuntando hacia el sur, hacia el este, hacia Palestina. Creció hasta alcanzar el ejército del cielo, derribó al suelo algunas estrellas de ese ejército y las pisoteó. Creció hasta alcanzar al general del ejército, le arrebató el sacrificio cotidiano y socavó los cimientos del templo. Le entregaron el ejército y el sacrificio expiatorio; la lealtad cayó por los suelos, mientras él actuaba con gran éxito. Entonces oí a dos santos que hablaban entre sí. Uno preguntaba: «¿Cuánto tiempo abarca la visión de los sacrificios cotidiano y expiatorio, de la desolación del santuario y del ejército pisoteado?» El otro contestaba: «Dos mil trescientas tardes y mañanas; después el santuario será reivindicado.» Yo, Daniel, seguía mirando y procurando entender la visión cuando apareció frente a mí, en pie, una, figura humana. Oí una voz humana junto al río Ulay que gritaba: «Gabriel, explícale a éste la visión.» Se acercó adonde yo estaba, y, al acercarse, caí espantado de bruces; pero él me dijo: «Hijo de hombre, has de comprender que la visión se refiere al final.» Mientras él hablaba, seguí de bruces, aletargado; él me tocó y me puso en pie. Después me dijo: «Yo te explicaré lo que sucederá en el tiempo final de la cólera; porque se trata del plazo final. El carnero de dos cuernos que viste representa los reyes de Media y Persia. El macho cabrío es el rey de Grecia; el cuerno grande entre sus ojos es el jefe de la dinastía. Los cuatro cuernos que salieron al quebrarse el primero son cuatro reyes de su estirpe, pero no de su fuerza. Al final de sus reinados, en el colmo de sus crímenes, se alzará un rey osado, experto en enigmas, de fuerza indomable, prodigiosamente destructivo, que actuará con gran éxito. Destruirá a poderosos, a un pueblo de santos. Con su astucia hará triunfar el fraude en sus acciones. Se creerá grande y destruirá con toda calma a muchos. Se atreverá con el Príncipe de príncipes, pero sin intervención humana fracasará. La visión en que hablaban de tardes y mañanas es auténtica. Pero tú sella la visión, porque se refiere a un futuro remoto.» RESPONSORIO R. Yo seguía mirando y procurando entender la visión cuando apareció frente a mí, en pie, una figura humana y me dijo: * «Hijo de hombre, has de comprender que la visión se refiere al final.» V. Yo te explicaré lo que sucederá en el tiempo final; porque se trata del plazo final. R. Hijo de hombre, has de comprender que la visión se refiere al final. SEGUNDA LECTURA De las Homilías atribuidas a san Macario, obispo (Homilía 28: PG 34, 710-711) ¡AY DEL ALMA EN LA QUE NO HABITA CRISTO! Así como en otro tiempo Dios, irritado contra los judíos, entregó a Jerusalén a la afrenta de sus enemigos, y sus adversarios los sometieron, de modo que ya no quedaron en ella ni fiestas ni sacrificios, así también ahora, airado contra el alma que quebranta sus mandatos, la entrega en poder de los mismos enemigos que la han seducido hasta afearla. Y del mismo modo que una casa, si no habita en ella su dueño, se cubre de tinieblas, de ignominia y de afrenta, y se llena de suciedad y de inmundicia, así también el alma, privada de su Señor y de la presencia gozosa de sus ángeles, se llena de las tinieblas del pecado, de la fealdad de las pasiones y de toda clase de ignominia. ¡Ay del camino por el que nadie transita y en el que no se oye ninguna voz humana!, porque se convierte en asilo de animales. ¡Ay del alma por la que no transita el Señor ni ahuyenta de ella con su voz a las bestias espirituales de la maldad! ¡Ay de la casa en la que no habita su dueño! ¡Ay de la tierra privada de colono que la cultive! ¡Ay de la nave privada de piloto!, porque, embestida por las olas y tempestades del mar, acaba por naufragar. ¡Ay del alma que no lleva en sí al verdadero piloto, Cristo!, porque, puesta en un despiadado mar de tinieblas, sacudida por las olas de sus pasiones y embestida por los espíritus malignos como por una tempestad invernal, terminará en el naufragio. ¡Ay del alma privada del cultivo diligente de Cristo, que es quien le hace producir los buenos frutos del Espíritu!, porque, hallándose abandonada, llena de espinos y, de abrojos, en vez de producir fruto acaba en la hoguera. ¡Ay del alma en la que no habita Cristo, su Señor!, porque, al hallarse abandonada y llena de la fetidez de sus pasiones, se convierte en hospedaje de todos los vicios. Del mismo modo que el colono, cuando se dispone a cultivar la tierra, necesita los instrumentos y vestiduras apropiadas, así también Cristo, el rey celestial y verdadero agricultor, al venir a la humanidad desolada por el pecado, habiéndose revestido de un cuerpo humano y llevando como instrumento la cruz, cultivó el alma abandonada, arrancó de ella los espinos y abrojos de los malos espíritus, quitó la cizaña del pecado y arrojó al fuego toda la hierba mala; y, habiéndola así trabajado incansablemente con el madero de la cruz, plantó en ella el huerto hermosísimo del Espíritu, huerto que produce para Dios, su Señor, un fruto suavísimo y gratísimo. RESPONSORIO R. Yo soy la vid verdadera y vosotros sois los sarmientos; * el que permanece en mí, como yo en él, da mucho fruto. V. Como el Padre me amó, así también yo os he amado a vosotros. R. El que permanece en mí, como yo en él, da mucho fruto. ORACIÓN Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. |