LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
25 de noviembre de 2014VÍSPERASMARTES DE LA SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIODel martes II del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL V. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya HIMNO Mentes cansadas, manos encallecidas, labriegos al fin de la jornada, jornaleros de tu viña, venimos, Padre, atardecidos de cansancio, agradecidos por la lucha, a recibir tu denario. Llenos de polvo, el alma hecha girones, romeros al filo de la tarde, peregrinos de tus montes, venimos, Padre, heridos por los desengaños, contentos por servir a tu mesa, a recibir tu denario. Hartos de todo, llenos de nada, sedientos al brocal de tus pozos y hambrientos de tu casa, venimos, Padre, el corazón entre tus brazos, la frente humilde de delitos, a recibir tu denario. Amén. SALMODIA Antífona 1: No podéis servir a Dios y al dinero. SALMO 48 - I VANIDAD DE LAS RIQUEZAS Oíd esto, todas las naciones, escuchadlo, habitantes del orbe: plebeyos y nobles, ricos y pobres; mi boca hablará sabiamente, y serán muy sensatas mis reflexiones; prestaré oído al proverbio y propondré mi problema al son de la cítara. ¿Por qué habré de temer los días aciagos, cuando me cerquen y me acechen los malvados, que confían en su opulencia y se jactan de sus inmensas riquezas, si nadie puede salvarse ni dar a Dios un rescate? Es tan caro el rescate de la vida, que nunca les bastará para vivir perpetuamente sin bajar a la fosa. Mirad: los sabios mueren, lo mismo que perecen los ignorantes y necios, y legan sus riquezas a extraños. El sepulcro es su morada perpetua y su casa de edad en edad, aunque hayan dado nombre a países. El hombre no perdura en la opulencia, sino que perece como los animales. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: No podéis servir a Dios y al dinero. Antífona 2: «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor. SALMO 48 - II VANIDAD DE LAS RIQUEZAS Éste es el camino de los confiados, el destino de los hombres satisfechos: son un rebaño para el abismo, la muerte es su pastor, y bajan derechos a la tumba; se desvanece su figura y el abismo es su casa. Pero a mí, Dios me salva, me saca de las garras del abismo y me lleva consigo. No te preocupes si se enriquece un hombre y aumenta el fasto de su casa: cuando muera, no se llevará nada, su fasto no bajará con él. Aunque en vida se felicitaba: «Ponderan lo bien que lo pasas», irá a reunirse con sus antepasados, que no verán nunca la luz. El hombre rico e inconsciente es como un animal que perece. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: No podéis servir a Dios y al dinero. Antífona 3: Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria. CÁNTICO: APOCALIPSIS 4,11; 5, 9-10. 12 HIMNO A DIOS CREADOR Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado el universo; porque por tu voluntad lo que no existía fue creado. Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y por tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes y reinan sobre la tierra. Digno es el cordero degollado de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría, la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria. LECTURA BREVE Romanos 3, 23-25a Todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios; son justificados gratuitamente, mediante la gracia de Cristo, en virtud de la redención realizada en él, a quien Dios ha propuesto como instrumento de propiciación. RESPONSORIO BREVE V. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. V. De alegría perpetua a tu derecha. R. En tu presencia, Señor. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo. LUCAS 1, 46-55 CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo. PRECES Alabemos a Cristo, pastor y obispo de nuestras vidas, que vela siempre con amor por su pueblo, y digámosle suplicantes: Protege, Señor, a tu pueblo. Pastor eterno, protege a nuestro obispo N. y a todos los pastores de la Iglesia. Mira con bondad a los que sufren persecución y líbralos de todas sus angustias. Compadécete de los pobres y necesitados y da pan a los hambrientos. Ilumina a los que tienen la misión de gobernar a los pueblos y dales sabiduría y prudencia. Se pueden añadir algunas intenciones libres. No olvides, Señor, a los difuntos redimidos por tu sangre y admítelos en el festín de las bodas eternas. Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común: Padre nuestro que estás en los cielos santificado sea tu nombre venga a nosotros tu reino hagase tu voluntad asi en la tierra como en el cielo el pan nuestro de cada día danoslo hoy y perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal. ORACIÓN Señor Jesucristo, luz verdadera que alumbras a todo hombre y le muestras el camino de la salvación, concédenos la abundancia de tu fuerza, para que preparemos delante de ti caminos de justicia y de paz. Tú que vives y reinas. CONCLUSIÓN V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. |
LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
25 de noviembre de 2014COMPLETASORACIÓN ANTES DEL DESCANSO NOCTURNO EN EL MARTES DE LA SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIOINVOCACIÓN INICIALV. Dios mío, ven en mi auxilio. R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya EXAMEN DE CONCIENCIA Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión: por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna. R. Amén. HIMNO Cristo, Señor de la noche, que disipas las tinieblas: mientras los cuerpos reposan, se tú nuestro centinela. Después de tanta fatiga, depués de tanta dureza, acógenos en tus brazos y danos noche serena. Si nuestros ojos se duermen, que el alma esté siempre en vela; en paz cierra nuestros párpados para que cesen las penas. Y que al despuntar el alba, otra vez con fuerzas nuevas, te demos gracias, oh Cristo, por la vida que comienza. Amén. SALMODIA Antífona 1: No me escondas tu rostro, ya que confío en ti. SALMO 142,1-11 ORACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA Señor, escucha mi oración; tú que eres fiel, atiende a mi súplica; tú que eres justo, escúchame. No llames a juicio a tu siervo, pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti. El enemigo me pesigue a muerte, empuja mi vida al sepulcro, me confina a las tinieblas como a los muertos ya olvidados. Mi aliento desfallece, mi corazón dentro de mí está yerto. Recuerdo los tiempos antiguos, medito todas tus acciones, considero las obras de tus manos y extiendo mis brazos hacia ti: tengo sed de ti como tierra reseca. Escúchame en seguida, Señor, que me falta el aliento. No me escondas tu rostro, igual que a los que bajan a la fosa. En la mañana hazme escuchar tu gracia, ya que confío en ti; indícame el camino que he de seguir, pues levanto mi alma a ti. Líbrame del enemigo, Señor, que me refugio en ti. Enséñame a cumplir tu voluntad, ya que tu eres mi Dios. Tu espíritu que es bueno, me guíe por tierra llana. Por tu nombre, Señor, consérvame vivo; por tu clemencia, sácame de la angustia. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén Antífona 1: No me escondas tu rostro, ya que confío en ti. LECTURA BREVE 1 Pedro 5, 8-9 Sed sobrios, estad despiertos, vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe. RESPONSORIO BREVE V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. V. Tú, el Dios leal, nos librarás. R. Te encomiendo mi espíritu. V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu. CÁNTICO EVANGÉLICO Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32 CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. ORACIÓN Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. BENDICIÓN V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte. R.Amén. ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado. Bajo tu amparo nos acogemos Madre del Redentor, virgen fecunda Salve, Reina de los cielos Dios te salve, Reina y Madre de misericordia Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muestranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María! |
LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA
25 de noviembre de 2014OFICIO DE LECTURAMARTES DE LA SEMANA XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIODel martes II del SalterioFERIA INVOCACIÓN INICIAL Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor, abre mis labios R. Y mi boca proclamará tu alabanza. Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona: Antífona: Al Señor, al Dios grande, venid, adorémosle. [ver salmo] [no ver salmo] Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora: V. Dios mío, ven en mi auxilio R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya. HIMNO Se puede tomar de Laudes o de Vísperas, según el momento del día en que se rece el Oficio de lectura, o bien: ¡Espada de dos filos es, Señor, tu palabra! Penetra como fuego y divide la entraña ¡Nada como tu voz, es terrible tu espada! ¡Nada como tu aliento, es dulce tu palabra! Tenemos que vivir encendida la lámpara, que para virgen necia no es posible la entrada. No basta con gritar sólo palabras vanas, no tocar a la puerta cuando ya está cerrada. Espada de dos filos que me cercena el alma, que hiere a sangre y fuego esta carne mimada, que mata los ardores para encender la gracia. Vivir de tus incendios, luchar por tus batallas, dejar por los caminos rumor de tus sandalias. ¡Espada de dos filos es, Señor, tu palabra! Amén. SALMODIA Antífona 1: Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.SALMO 36 - I LA VERDADERA Y LA FALSA FELICIDAD No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal: se secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán. Confía en el Señor y haz el bien, habita tu tierra y practica la lealtad; sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón. Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará: hará tu justicia como el amanecer, tu derecho como el mediodía. Descansa en el Señor y espera en él, no te exasperes por el hombre que triunfa empleando la intriga: cohíbe la ira, reprime el coraje, no te exasperes, no sea que obres mal; porque los que obran mal son excluidos, pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra. Aguarda un momento: desapareció el malvado, fíjate en su sitio: ya no está; en cambio, los sufridos poseen la tierra y disfrutan de paz abundante. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 1: Encomienda tu camino al Señor, y él actuará. Antífona 2: Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor. SALMO 36 - II LA VERDADERA Y LA FALSA FELICIDAD El malvado intriga contra el justo, rechina sus dientes contra él; pero el Señor se ríe de él, porque ve que le llega su hora. Los malvados desenvainan la espada, asestan el arco, para abatir a los pobres y humildes, para asesinar a los honrados; pero su espada les atravesará el corazón, sus arcos se romperán. Mejor es ser honrado con poco que ser malvado en la opulencia; pues al malvado se le romperán los brazos, pero al honrado lo sostiene el Señor. El Señor vela por los días de los buenos, y su herencia durará siempre; no se agotarán en tiempo de sequía, en tiempo de hambre se saciarán; pero los malvados perecerán, los enemigos del Señor se marchitarán como la belleza de un prado, en humo se disiparán. El malvado pide prestado y no devuelve, el justo se compadece y perdona. Los que el Señor bendice poseen la tierra, los que él maldice son excluidos. El Señor asegura los pasos del hombre, se complace en sus caminos; si tropieza, no caerá, porque el Señor lo tiene de la mano. Fui joven, ya soy viejo: nunca he visto a un justo abandonado, ni a su linaje mendigando el pan. A diario se compadece y da prestado; bendita será su descendencia. Apártate del mal y haz el bien, y siempre tendrás una casa; porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles. Los inicuos son exterminados, la estirpe de los malvados se extinguirá; pero los justos poseen la tierra, la habitarán por siempre jamás. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 2: Apártate del mal y haz el bien; al honrado lo sostiene el Señor. Antífona 3: Confía en el Señor y sigue su camino. SALMO 36 - III LA VERDADERA Y LA FALSA FELICIDAD La boca del justo expone la sabiduría, su lengua explica el derecho; porque lleva en el corazón la ley de su Dios, y sus pasos no vacilan. El malvado espía al justo e intenta darle muerte; pero el Señor no lo entrega en sus manos, no deja que lo condenen en el juicio. Confía en el Señor, sigue su camino; él te levantará a poseer la tierra, y verás la expulsión de los malvados. Vi a un malvado que se jactaba, que prosperaba como un cedro frondoso; volví a pasar, y ya no estaba; lo busqué, y no lo encontré. Observa al honrado, fíjate en el bueno: su porvenir es la paz; los impíos serán totalmente aniquilados, el porvenir de los malvados quedará truncado. El Señor es quien salva a los justos, él es su alcázar en el peligro; el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados y los salva porque se acogen a él. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Antífona 3: Confía en el Señor y sigue su camino. VERSÍCULO V. Enséñame, Señor, a gustar y a comprender. R. Porque me fío de tus mandatos. PRIMERA LECTURA Del libro del profeta Daniel 6, 4-27 DANIEL LIBERADO DEL FOSO DE LOS LEONES En aquellos días, el rey decidió poner a Daniel al frente de todo el reino. Entonces los ministros y los sátrapas buscaron algo de qué acusarle en su administración del reino; pero no le encontraron ninguna culpa ni descuido, porque era hombre de fiar, que no cometía errores ni era negligente. Aquellos hombres se dijeron: «No podremos acusar a Daniel de nada de eso. Tenemos que buscar un delito de carácter religioso.» Entonces los ministros y sátrapas fueron a decirle al rey: «¡Viva siempre el rey Darío! Los ministros del reino, los prefectos, los sátrapas, consejeros y gobernadores están de acuerdo en que el rey debe promulgar un edicto sancionando que, en los próximos treinta días, nadie haga oración a otro dios que no seas tú, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones. Por tanto, majestad, promulga esa prohibición y sella el documento, para que sea irrevocable, como ley perpetua de medos y persas.» Así, el rey Darío promulgó y firmó el decreto. Cuando Daniel se enteró de la promulgación del decreto, subió al piso superior de su casa, que tenía ventanas orientadas hacia Jerusalén. Y, arrodillado, oraba dando gracias a Dios tres veces al día, como solía hacerlo. Aquellos hombres lo espiaron y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: «Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración a cualquier dios fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?» El rey contestó: «El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas.» Ellos le replicaron: «Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios.» Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo. Pero aquellos hombres le urgían diciéndole: «Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable.» Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: «¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!» Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó afligido: «¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?» Daniel le contestó: «¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti.» El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso. Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo y ya los leones los habían atrapado y despedazado. Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: «¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos teman y tiemblen ante el Dios de Daniel: Él es el Dios vivo que subsiste por siempre, su reino no será destruido y su imperio durará hasta el fin. El que salva y libera obra señales y milagros en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones.» RESPONSORIO R. Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, * y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente. V. Dios ha enviado su gracia y su lealtad; he estado echado entre leones. R. Y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente. SEGUNDA LECTURA De los Tratados de san Agustín, obispo, sobre el evangelio de san Juan (Tratado 35, 8-9: CCL 36, 321-323) LLEGARÁS A LA FUENTE, VERÁS LA LUZ Nosotros los cristianos, en comparación con los infieles, somos ya luz, como dice el Apóstol: Un tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz. Y en otro lugar dice: La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos la armadura de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad. No obstante, porque el día en que vivimos es todavía noche en comparación con aquella luz a la que esperamos llegar, oigamos lo que dice el apóstol Pedro. Nos dice que vino sobre Cristo, el Señor, desde la sublime gloria, aquella voz que decía: “Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias.” Y nosotros mismos -dice- oímos esta voz venida del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo. Pero, como nosotros no estábamos allí y no oímos esta voz del cielo, nos dice el mismo Pedro: Y así tenemos confirmada la palabra profética, a la que hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón. Por lo tanto, cuando vendrá nuestro Señor Jesucristo y -como dice también el apóstol Pablo- sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas, y pondrá al descubierto las intenciones del corazón, y vendrá a cada uno su alabanza de parte de Dios, entonces, con la presencia de este día, ya no tendremos necesidad de lámparas: no será necesario que se nos lean los libros proféticos ni los escritos del Apóstol, ya no tendremos que indagar el testimonio de Juan, y el mismo Evangelio dejará de sernos necesario. Ya no tendrán razón de ser todas las Escrituras que en la noche de este mundo se nos encendían a modo de lámparas, para que no quedásemos en tinieblas. Suprimido, pues, todo esto, que ya no nos será necesario, cuando los mismos hombres de Dios por quienes fueron escritas estas cosas verán, junto con nosotros, aquella verdadera y clara luz, sin la ayuda de sus escritos, ¿qué es lo que veremos? ¿Con qué se alimentará nuestro espíritu? ¿De qué se alegrará nuestra mirada? ¿De dónde procederá aquel gozo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre? ¿Qué es lo que veremos? Os lo ruego, amemos juntos, corramos juntos el camino de nuestra fe; deseemos la patria celestial, suspiremos por ella, sintámonos peregrinos en este mundo. ¿Qué es lo que veremos entonces? Que nos lo diga ahora el Evangelio: Ya al comienzo de las cosas existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. Entonces llegarás a la fuente con cuya agua has sido rociado; entonces verás al descubierto la luz cuyos rayos, por caminos oblicuos y sinuosos, fueron enviados a las tinieblas de tu corazón, y para ver y soportar la cual eres entretanto purificado. Queridos hermanos -dice el mismo Juan-, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Noto cómo vuestros sentimientos se elevan junto con los míos hacia las cosas celestiales; pero un cuerpo corruptible hace pesada el alma y esta mansión de tierra oprime el espíritu fecundo en pensamientos. Ha llegado ya el momento en que yo tengo que dejar el libro santo y vosotros tenéis que regresar cada uno a sus ocupaciones. Hemos pasado un buen rato disfrutando de una luz común, nos hemos llenado de gozo y alegría; pero, aunque nos separemos ahora unos de otros, procuremos no separarnos de él. RESPONSORIO R. No habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, * porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos. V. Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. R. El Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos. ORACIÓN Mueve, Señor, nuestros corazones, para que correspondamos con mayor generosidad a la acción de tu gracia, y recibamos en mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. CONCLUSIÓN V. Bendigamos al Señor. R. Demos gracias a Dios. |