Liturgia de la Horas

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

1 de junio de 2015



LAUDES

SAN JUSTINO, MÁRTIR
MEMORIA

Del Común de Mártires. Del lunes I del Salterio

Justino, filósofo y mártir, nació en Flavia Neápolis (Nablus), en Samaria, a comienzos del siglo II, de familia pagana. Convertido a la fe, escribió diversas obras en defensa del cristianismo; de entre ellas se conservan únicamente dos «Apologías» y el «Diálogo con Trifón». Abrió en Roma una escuela donde sostenía discusiones públicas. Fue martirizado con varios compañeros en tiempos de Marco Aurelio, hacia el año 165.

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Antífona: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. 

SALMO 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. 

HIMNO

Testigos de la sangre 
con sangre rubricada, 
frutos de amor cortados 
al golpe de la espada. 

Testigos del amor 
en sumisión callada, 
canto y cielo en los labios 
al golpe de la espada. 

Testigos del dolor 
de vida enamorada; 
diario placer de muerte 
al golpe de la espada. 

Testigos del cansancio 
de una vida inmolada 
a golpe de Evangelio 
y al golpe de la espada. 

Demos gracias al Padre 
por la sangre sagrada; 
pidamos ser sus mártires, 
y a cada madrugada 
poder morir la vida 
al golpe de la espada. 

Amén.


SALMODIA

Antífona 1: A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

SALMO 5
ORACIÓN DE LA MAÑANA
Señor, escucha mis palabras, 
atiende a mis gemidos, 
haz caso de mis gritos de auxilio, 
Rey mío y Dios mío. 

A ti te suplico, Señor; 
por la mañana escucharás mi voz, 
por la mañana te expongo mi causa, 
y me quedo aguardando. 

Tú no eres un Dios que ame la maldad, 
ni el malvado es tu huésped, 
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. 

Detestas a los malhechores, 
destruyes a los mentirosos; 
al hombre sanguinario y traicionero 
lo aborrece el Señor. 

Pero yo, por tu gran bondad, 
entraré en tu casa, 
me postraré ante tu templo santo 
con toda reverencia. 

Señor, guíame con tu justicia, 
porque tengo enemigos; 
alláname tu camino. 

En su boca no hay sinceridad, 
su corazón es perverso; 
su garganta es un sepulcro abierto, 
mientras halagan con la lengua. 

Que se alegren los que se acogen a ti, 
con júbilo eterno; 
protégelos, para que se llenen de gozo 
los que aman tu nombre. 

Porque tú, Señor, bendices al justo, 
y como un escudo lo rodea tu favor. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: A ti te suplico, Señor; por la mañana escucharás mi voz.

Antífona 2: Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

CÁNTICO: 1 CRÓNICAS 29, 10-13
SOLO A DIOS HONOR Y GLORIA
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra,
tú eres rey y soberano de todo.

De ti viene la riqueza y la gloria,
tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos.

Por eso, Dios nuestro,
nosotros te damos gracias,
alabando tu nombre glorioso.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Alabamos, Dios nuestro, tu nombre glorioso.

Antífona 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

SALMO 28
MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor sobre las aguas torrenciales.

La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
la voz del Señor descuaja los cedros,
el Señor descuaja los cedros del Líbano.

Hace brincar al Líbano como a un novillo,
al Sarión como a una cría de búfalo.
La voz del Señor lanza llamas de fuego,
la voz del Señor sacude el desierto,
el Señor sacude el desierto de Cadés.

La voz del Señor retuerce los robles,
el Señor descorteza las selvas.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»

El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno.
El Señor da fuerza a su pueblo,
El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

LECTURA BREVE

2 Corintios 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de todo consuelo; él nos consuela en todas nuestras luchas, para poder nosotros consolar a los que están en toda tribulación, mediante el consuelo con que nosotros somos consolados por Dios. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

RESPONSORIO BREVE

V. Los justos viven eternamente.
R. Los justos viven eternamente.
V. Reciben de Dios su recompensa. 
R. Viven eternamente.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los justos viven eternamente.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Al ofrecer nuestro sacrificio, alabamos al Creador de todo, por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Aleluya.

LUCAS 1, 68-79
CÁNTICO DE ZACARÍAS. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona: Al ofrecer nuestro sacrificio, alabamos al Creador de todo, por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo. Aleluya.

PRECES


Celebremos, amados hermanos, a Jesús, el testigo fiel, y al recordar hoy a los santos mártires sacrificados a causa de la palabra de Dios, aclamémosle diciendo:

Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,
— concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,
— concédenos, Señor, la integridad y constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires que soportando la cruz siguieron tus pasos,
— concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires que blanquearon su manto en la sangre del Cordero,
— concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:


Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Dios nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

1 de junio de 2015



VÍSPERAS

SAN JUSTINO, MÁRTIR
MEMORIA

Del Común de Mártires. Del lunes I del Salterio

Justino, filósofo y mártir, nació en Flavia Neápolis (Nablus), en Samaria, a comienzos del siglo II, de familia pagana. Convertido a la fe, escribió diversas obras en defensa del cristianismo; de entre ellas se conservan únicamente dos «Apologías» y el «Diálogo con Trifón». Abrió en Roma una escuela donde sostenía discusiones públicas. Fue martirizado con varios compañeros en tiempos de Marco Aurelio, hacia el año 165.

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

HIMNO

Espíritus sublimes, ¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan en las batallas recias,
que alcancen la victoria y eterno galardón.

¡Oh mártires gloriosos de rojas vestiduras,
que brillan con eternos fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses se cubra ya en sazón.

Amén


SALMODIA

Antífona 1: El Señor se complace en los justos.

SALMO 10
EL SEÑOR ESPERANZA DEL JUSTO
Al Señor me acojo, ¿por qué me decís: 
"escapa como un pájaro al monte, 
porque los malvados tensan el arco, 
ajustan las saetas a la cuerda, 
para disparar en la sombra contra los buenos? 
Cuando fallan los cimientos, 
¿qué podrá hacer el justo?" 

Pero el Señor está en su templo santo, 
el Señor tiene su trono en el cielo, 
sus ojos están observando, 
sus pupilas examinan a los hombres. 

El Señor examina a inocentes y culpables, 
y al que ama la violencia El lo odia. 
Hará llover sobre los malvados ascuas y azufre, 
les tocará en suerte un viento huracanado. 

Porque el Señor es justo y ama la justicia: 
los buenos verán su rostro. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: El Señor se complace en los justos.

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

SALMO 14
¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda 
y habitar en tu monte santo? 

El que procede honradamente 
y práctica la justicia, 
el que tiene intenciones leales 
y no calumnia con su lengua, 

el que no hace mal a su prójimo 
ni difama al vecino, 
el que considera despreciable al impío 
y honra a los que temen al Señor, 

el que no retracta lo que juró 
aún en daño propio, 
el que no presta dinero a usura 
ni acepta soborno contra el inocente. 

El que así obra nunca fallará. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Antífona 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

CÁNTICO: EFESIOS 1, 3-10
MANIFESTACIÓN DE DIOS EN LA TEMPESTAD
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante El por el amor.

El nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 3: Postraos ante el Señor en el atrio sagrado.

LECTURA BREVE

1 Pedro 4, 13-14
Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuándo se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.
V. Aclamadlo, los rectos de corazón.
R. Y gozad con el Señor.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alegraos, justos, y gozad con el Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Un fuego ardiente se apoderó de mi espíritu y el intenso amor de los profetas y de aquellos hombres que son amigos de Cristo invadió mi alma. Aleluya.

LUCAS 1, 46-55
CÁNTICO DE MARÍA. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Un fuego ardiente se apoderó de mi espíritu y el intenso amor de los profetas y de aquellos hombres que son amigos de Cristo invadió mi alma. Aleluya.

PRECES


En esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos, presentó al Padre su propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey de los mártires, diciendo:

Te glorificamos, Señor.

Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires, porque nos amaste hasta el extremo.

Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos y les das parte en los premios de tu reino.

Te damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el perdón de los pecados, la sangre de la alianza nueva y eterna.

Te damos gracias, Señor, porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe durante el día que ahora termina.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Te damos gracias, Señor, porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu muerte.

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:


Padre nuestro
que estás en los cielos
santificado sea tu nombre
venga a nosotros tu reino
hagase tu voluntad
asi en la tierra como en el cielo
el pan nuestro de cada día 
danoslo hoy
y perdonanos nuestras deudas
así como nosotros perdonamos
a nuestros deudores
y no nos dejes caer en la tentación 
mas líbranos del mal.


ORACIÓN

Dios nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

1 de junio de 2015



COMPLETAS

ORACIÓN ANTES DEL DESCANSO NOCTURNO EN EL LUNES DE LA SEMANA IX DEL TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

HIMNO

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

SALMO 85
ORACIÓN DE UN POBRE ANTE LAS DIFICULTADES.
Inclina tu oído, Señor; escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti.

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti;

porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

En el día del peligro te llamo,
y tú me escuchas.
No tienes igual entre los dioses, Señor,
ni hay obras como las tuyas.

Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios.»

Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad;
mantén mi corazón entero
en el temor de tu nombre.

Te alabaré de todo corazón, Dios mío;
daré gloria a tu nombre por siempre,
por tu grande piedad para conmigo,
porque me salvaste del abismo profundo.

Dios mío, unos soberbios se levantan contra mí,
una banda de insolentes atenta contra mi vida,
sin tenerte en cuenta a ti.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

Da fuerza a tu siervo,
salva al hijo de tu esclava;
dame una señal propicia,
que la vean mis adversarios y se avergüencen,
porque tú, Señor, me ayudas y consuelas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 1: Tú, Señor, eres clemente y rico en misericordia.

LECTURA BREVE

1 Tesalonicenses 5, 9-10
Dios nos ha puesto para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos junto con él. 

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CANTICO DE SIMEÓN. LC 2, 29-32
CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

Concede, Señor, a nuestros cuerpos fatigados el descanso necesario, y haz que la simiente del reino que con nuestro trabajo hemos sembrado hoy crezca y germine para la cosecha de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

BENDICIÓN

V.El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R.Amén.

ANTIFONA FINAL DE LA SANTISIMA VIRGEN

Se termina con una de las antífonas de la Santísima Virgen que se presentan a continuación, o con algún otro canto debidamente aprobado.

Bajo tu amparo nos acogemos
Madre del Redentor, virgen fecunda
Salve, Reina de los cielos
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muestranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!




LAUDES - VISPERAS - COMPLETAS - OFICIO DE LECTURA

1 de junio de 2015



OFICIO DE LECTURA

SAN JUSTINO, MÁRTIR
MEMORIA

Del Común de Mártires. Del lunes I del Salterio

Justino, filósofo y mártir, nació en Flavia Neápolis (Nablus), en Samaria, a comienzos del siglo II, de familia pagana. Convertido a la fe, escribió diversas obras en defensa del cristianismo; de entre ellas se conservan únicamente dos «Apologías» y el «Diálogo con Trifón». Abrió en Roma una escuela donde sostenía discusiones públicas. Fue martirizado con varios compañeros en tiempos de Marco Aurelio, hacia el año 165.

INVOCACIÓN INICIAL

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Antífona: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. 

[ver salmo]     [no ver salmo]



Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Testigos de amor
de Cristo Señor,
mártires santos.

Rosales en flor
de Cristo el olor,
mártires santos.

Palabras en luz
de Cristo Jesús,
mártires santos.

Corona inmortal
de Cristo total,
mártires santos. Amén.


SALMODIA

Antífona 1: Sálvame, Señor, por tu misericordia.

SALMO 6
ORACIÓN DEL AFLIGIDO QUE ACUDE A DIOS
Señor, no me corrijas con ira, 
no me castigues con cólera. 
Misericordia, Señor, que desfallezco; 
cura, Señor, mis huesos dislocados. 
Tengo el alma en delirio, 
y tú, Señor, ¿hasta cuando? 

Vuélvete, Señor, liberta mi alma, 
sálvame por tu misericordia. 

Porque en el reino de la muerte nadie te invoca, 
y en el abismo, ¿quién te alabará? 

Estoy agotado de gemir: 
de noche lloro sobre el lecho, 
riego mi cama con lágrimas. 
Mis ojos se consumen irritados, 
envejecen por tantas contradicciones. 

Apartaos de mí, los malvados, 
porque el Señor ha escuchado mis sollozos; 
el Señor ha escuchado mi súplica, 
el Señor ha aceptado mi oración. 

Que la vergüenza abrume a mis enemigos, 
que avergonzados huyan al momento.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 1: Sálvame, Señor, por tu misericordia.

Antífona 2: El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro.

SALMO 9 A - I
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, 
proclamando todas tus maravillas; 
me alegro y exulto contigo, 
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. 

Porque mis enemigos retrocedieron, 
cayeron y perecieron ante tu rostro. 
Defendiste mi causa y mi derecho, 
sentado en tu trono como juez justo. 

Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío 
y borraste para siempre su apellido. 
El enemigo acabó en ruina perpetua, 
arrasaste sus ciudades y se perdió su nombre. 

Dios está sentado por siempre 
en el trono que ha colocado para juzgar. 
El juzgará el orbe con justicia 
y regirá las naciones con rectitud. 

El será refugio del oprimido, 
su refugio en los momentos de peligro. 
Confiarán en ti los que conocen tu nombre, 
porque no abandonas a los que te buscan. 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 2: El Señor es el refugio del oprimido en los momentos de peligro.

Antífona 3: Narraré tus hazañas en las puertas de Sión.

SALMO 9 A - II
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA
Tañed en honor del Señor, que reside en Sión; 
narrad sus hazañas a los pueblos; 
él venga la sangre, él recuerda 
y no olvida los gritos de los humildes. 

Piedad, Señor; mira como me afligen mis enemigos; 
levántame del umbral de la muerte, 
para que pueda proclamar tus alabanzas 
y gozar de tu salvación en las puertas de Sión. 

Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron, 
su pie quedó prendido en la red que escondieron. 
El Señor apareció para hacer justicia, 
y se enredó el malvado en sus propias acciones. 

Vuelvan al abismo los malvados, 
los pueblos que olvidan a Dios. 
El no olvida jamás al pobre, 
ni la esperanza del humilde perecerá. 

Levántate, Señor, que el hombre no triunfe: 
sean juzgados los gentiles en tu presencia. 
Señor, infúndeles terror, 
y aprendan los pueblos que no son más que hombres.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. 

Antífona 3: Narraré tus hazañas en las puertas de Sión.

VERSÍCULO

V. Enséñame a cumplir tu voluntad.
R. Y a guardarla de todo corazón.

PRIMERA LECTURA

De la carta del apóstol Santiago 2, 14-26
LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA

Hermanos: ¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartaos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta. Y al contrario, alguno podrá decir: «¿Tú tienes fe?; pues yo tengo obras. Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe. ¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan. ¿Quieres saber tú, insensato, que la fe sin obras es estéril? Abraham nuestro padre ¿no alcanzó la justificación por las obras cuando “ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?” ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y, por las obras, la fe alcanzó su perfección? Y alcanzó pleno cumplimiento la Escritura que dice: “Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia” y fue llamado amigo de Dios.» Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente. Del mismo modo Rajab, la prostituta, ¿no quedó justificada por las obras dando hospedaje a los mensajeros y haciéndoles marchar por otro camino? Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

RESPONSORIO


R. No todo el que me diga: «¡Señor, Señor!» entrará en el reino de los cielos; * el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése entrara en el reino de los cielos.
V. La fe, si no va acompañada de las obras, está muerta en su soledad.
R. El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial ése entrará en el reino de los cielos.

SEGUNDA LECTURA

De las Actas del martirio de san Justino y compañeros (Caps. 1-5: cf. PG 6,1366-1371)
SIGO LAS VERDADERAS DOCTRINAS DE LOS CRISTIANOS

Apresados los santos, fueron conducidos ante el prefecto de Roma, de nombre Rústico. Llegados ante el tribunal, el prefecto Rústico dijo a Justino: Ante todo cree en los dioses y obedece a los emperadores.

Justino contestó: «El hecho de que obedezcamos los preceptos de nuestro Salvador Jesucristo no puede ser objeto ni de acusación ni de detención.»

Rústico replicó: Qué doctrinas profesas?

Justino dijo: «Me he esforzado por conocer todas las doctrinas, y sigo las verdaderas doctrinas de los cristianos aunque desagrade a aquellos que son presa de sus errores.»

Rústico replicó: ¿Estas doctrinas te agradan a ti, desgraciado?

Justino contestó: «Sí, porque profeso la verdadera doctrina siguiendo a los cristianos.»

Rústico preguntó: ¿Qué doctrinas son ésas?

Justino contestó: «Adoramos al Dios de los cristianos, que es uno, y creador y artífice de todo el universo, de las cosas visibles e invisibles; creemos en nuestro Señor Jesucristo como Hijo de Dios, anunciado por los profetas como el que había de venir al género humano, mensajero de salvación y maestro de insignes discípulos. Yo soy un hombre indigno para poder hablar adecuadamente de su infinita divinidad; reconozco que para hablar de él es necesaria la virtud profética, pues fue profetizado, como te dije, que éste, de quien he hablado, es el Hijo de Dios. Yo sé que los profetas que vaticinaron su venida a los hombres recibían su inspiración del cielo.»

Rústico preguntó: ¿Luego tú eres cristiano?

Justino respondió: «Sí, soy cristiano.»

El prefecto dijo a Justino: «Escucha, tú que te las das de saber y conocer las verdaderas doctrinas; si después de azotado mando que te corten la cabeza, ¿crees que subirás al cielo?»

Justino contestó: «Espero que entraré en la casa del Señor si soporto todo lo que tú dices; pues sé que a todos los que vivan rectamente les está reservada la recompensa divina hasta el fin de los siglos.»

El prefecto Rústico preguntó: «Así, pues, ¿te imaginas que cuando subas al cielo recibirás la justa recompensa?»

Justino contestó: «No me lo imagino, sino que lo sé y estoy cierto.»

El prefecto Rústico dijo: «Vamos al asunto que nos interesa y nos apremia. Poneos de acuerdo y sacrificad a los dioses.»

Justino respondió: «Nadie, a no ser por un extravío de su razón, pasa de la piedad a la impiedad.»

Rústico replicó: «Si no hacéis lo que os mandamos, seréis torturados sin misericordia.»

Justino contestó: «Es nuestro deseo más ardiente el sufrir por amor de nuestro Señor Jesucristo, para ser salvados. Este sufrimiento nos dará la salvación y la confianza ante el tribunal de nuestro Señor y Salvador, que será universal y más terrible que éste.»

Igualmente, los otros mártires dijeron: «Haz lo que quieras; somos cristianos y no sacrificaremos a los ídolos.»

El prefecto Rústico pronunció la sentencia, diciendo: «Por no haber querido sacrificar a los dioses ni obedecer la orden del emperador, que sean azotados y conducidos al suplicio, para sufrir la pena capital de acuerdo con las leyes.»

Los santos mártires, glorificando a Dios, fueron conducidos al lugar acostumbrado; allí fueron decapitados y consumaron su martirio en la confesión de nuestro Señor Jesucristo.

RESPONSORIO


R. No he ahorrado medio alguno al insistiros a creer en nuestro Señor Jesús; * a mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mí carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. Aleluya.
V. No me avergüenzo del Evangelio; es, en verdad, poder de Dios para salvación de todo el que crea, primero de los judíos y luego de los gentiles.
R. A mí no me importa la vida; lo que me importa es completar mi carrera, y cumplir el encargo que me dio el Señor Jesús: ser testigo del Evangelio, que es la gracia de Dios. Aleluya.


ORACIÓN


Dios nuestro, que enseñaste a san Justino a descubrir en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de éste mártir, la gracia de alejar los errores que nos cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén


CONCLUSIÓN


V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.